
A los 32 años, Ronaldinho estaba en el Atlético Mineiro, consciente de sus prioridades: la rumba y la noche. También consciente de que eso de ser el mejor del mundo ya no le interesaba.
A los 32 años, Ronaldo volvía a Corinthians, en algodones. Un guerrero, un ejemplo de vida, un luchador, un héroe, una leyenda viva: no le debe nada a nadie y lo consiguió casi todo. Pero a los 32, su carrera estaba terminada.
A los 32 años , Maradona intentaba una resurección más en el Sevilla: su carrera solo iba a empeorar.
A los 32 años, Pelé, aquel que muchos llaman el mejor de la historia, ya no jugaba para selección: se había retirado del honor más grande que es jugar por su país. Los años le pesaban: pensaba en el retiro en Estados Unidos.
A los 32 años, Cruyff se jubilaba en los Angeles Aztecs. Después iría al Washington Diplomats y después... al Levante.
Todos leyendas respetadas en el mundo del fútbol; algunas de ellas tan aduladas que no se les puede criticar, es prohibido como con Ronaldinho: la gente no concibe que les critiquen al idolo vagabundo.
Mientras que a los 32 años todos piensan en jubilarse, déjeme contarle una cosa.
A los 32 años, Cristiano Ronaldo la tiene clara. Lleva 13 años jugando al más alto nivel y no da señal de querer irse a jubilar a algún destino exótico. El tipo quiere competir, hasta el final.
A los 32 años, Cristiano Ronaldo ha sido un ejemplo constante de profesionalismo, dedicación, sacrificio, higiene de vida: un señor que vive y respira por el fútbol.
A Lionel Messi, todo el mundo le dice que es un extraterrestre, un dios, una deidad, superior al resto de mortales.
¿Pero sabe? A los 32 años, Cristiano Ronaldo no está de acuerdo. Con determinación, lo fija a los ojos y le dice que esto "apenas está empezando".
¿No es eso de admirar? ¿Cual dios? ¿Messi un "dios"? ¡Messi es un ser humano de carne y hueso!
Cristiano es un ateo que no cree en el Mesías: y tiene todo el derecho. Hasta que el cuerpo aguante seguirá dando la lucha con la misma ética de trabajo, mientras que los demás ni se atreven a retarlo a Messi: con pleitecía aceptan su inferioridad.
Sólo Cristiano para desafiar a los "dioses" que otros temen en silencio. Sólo él para dar las batallas que los demás dan por perdidas ante "extraterrestres". ¡Adelante, hasta el final!
A los 32 años, Ronaldo volvía a Corinthians, en algodones. Un guerrero, un ejemplo de vida, un luchador, un héroe, una leyenda viva: no le debe nada a nadie y lo consiguió casi todo. Pero a los 32, su carrera estaba terminada.
A los 32 años , Maradona intentaba una resurección más en el Sevilla: su carrera solo iba a empeorar.
A los 32 años, Pelé, aquel que muchos llaman el mejor de la historia, ya no jugaba para selección: se había retirado del honor más grande que es jugar por su país. Los años le pesaban: pensaba en el retiro en Estados Unidos.
A los 32 años, Cruyff se jubilaba en los Angeles Aztecs. Después iría al Washington Diplomats y después... al Levante.
Todos leyendas respetadas en el mundo del fútbol; algunas de ellas tan aduladas que no se les puede criticar, es prohibido como con Ronaldinho: la gente no concibe que les critiquen al idolo vagabundo.
Mientras que a los 32 años todos piensan en jubilarse, déjeme contarle una cosa.
A los 32 años, Cristiano Ronaldo la tiene clara. Lleva 13 años jugando al más alto nivel y no da señal de querer irse a jubilar a algún destino exótico. El tipo quiere competir, hasta el final.
A los 32 años, Cristiano Ronaldo ha sido un ejemplo constante de profesionalismo, dedicación, sacrificio, higiene de vida: un señor que vive y respira por el fútbol.
A Lionel Messi, todo el mundo le dice que es un extraterrestre, un dios, una deidad, superior al resto de mortales.
¿Pero sabe? A los 32 años, Cristiano Ronaldo no está de acuerdo. Con determinación, lo fija a los ojos y le dice que esto "apenas está empezando".
¿No es eso de admirar? ¿Cual dios? ¿Messi un "dios"? ¡Messi es un ser humano de carne y hueso!
Cristiano es un ateo que no cree en el Mesías: y tiene todo el derecho. Hasta que el cuerpo aguante seguirá dando la lucha con la misma ética de trabajo, mientras que los demás ni se atreven a retarlo a Messi: con pleitecía aceptan su inferioridad.
Sólo Cristiano para desafiar a los "dioses" que otros temen en silencio. Sólo él para dar las batallas que los demás dan por perdidas ante "extraterrestres". ¡Adelante, hasta el final!