
Si no sabe inglés, ojalá este escrito lo motive a aprender. Si sabe, ojalá memorice así sea una de estas expresiones. El fútbol es un lenguaje, entre más sepa mejor. Cuando se viaja hay siempre dos opciones: replegarse sobre si mismo en la nostalgia de su “patria” de nacimiento, o, conocer la cultura de los demás. Intentemos la segunda opción.
8.45 de la noche. Pub “The Trafford”, Manchester, Inglaterra.
La vida quiso que usted (si, usted) estuviera ahí la noche en que el Manchester United de José Mourinho lograba volver a una final de Champions League, en Old Trafford, nada más ni nada menos que contra el Real Madrid.
Usted está con su grupo de amigos colombianos, pero por esta noche, valiente, usted decide mezclarse con los ingleses, escucharlos; aprender.
El partido empieza de manera trepidante y al primer minuto de juego Zlatan queda mano a mano para pifiarse de manera increíble… (“¡se lo comió!” piensa usted). Su vecino inglés, de manera agónica grita: “What a Howler!”. Si, donde el colombiano ve comida, el británico se tapa los oidos: el desperdicio es como un aullido (howl) estridente y grosero.
El Real Madrid no tarda en reaccionar. En un partido trabado, quién más sino Cristiano Ronaldo para pegarle de 40 metros, rompiendo la malla en el proceso (“un balazo, que pepazo” piensa usted). El Pub, al unísono, grita en desesperación. Resignados, se confortan diciendo: “What a screamer that was…!” Y es que esos pepazos de media distancia en el Reino Unido son como carros imparables en una montaña rusa donde los gritos (scream) ahogan el vertigo.
De la mano de un Pogba en estado de gracia, el Manchester encuentra un segundo respiro. Zlatan Ibrahimovic, recordando sus años mozos del Ajax, se saca cinco jugadores, arquero incluido, pero la bota… (“¡Se dio garra!” piensa usted). Para el británico, la imagen mental es diferente. Ellos gritan “That was a sitter!”, porque presumen que era un gol tan evidente, que hasta alguien sentado en una silla (sitter) podía hacerlo con sólo levantar su pie.
Esta es importante. En plena final, no falta el hincha pesimista: ese que anda vaticinando el fracaso. Esa noche, al lado suyo, hay un gordo ansioso que sólo anda recordando cómo el Real Madrid lleva 7 partidos sin que les hagan gol. “Madrid have had 7 clean sheets in the build up to this match: we’re done, we’re fucked.” La poesía es la siguiente: para un inglés, no recibir goles se siente tan bien como tener “sabanas nuevas” (“clean sheets”)…
El caso es que Mourinho y los suyos logran lo impensado. Ahora ganan 2-1 y quedan 10 minutos. Si en Colombia hay que “cerrar” el partido, en Inglaterra hay que “parquear el bus”. “José, for the love of god, Park The Bus!”. Visualice un Transmilenio bloqueando el arco.
Cómo hinchas, por alguna razón creemos que cuando le gritamos al televisor, los jugadores nos oyen. Es universal. En Colombia muchos le gritan “¡Ojo!” o “¡Pilas!” cuando anticipamos un choque que el jugador no advierte en tiempo real. Esa noche, todo el pub gritó “Man ON!” cuando Pogba se durmió y le robaron el balón…
Quedaba un minuto. El Real Madrid se la tenía que jugar. Thierry Henry, comentarista de Sky Sports, recomendaba que los Merengues tenían que “explotar las bandas”. El inglés no las explota; las abraza. “Hug (abrazar) the touchline!” Y así fue. Cristiano Ronaldo desbordó y anotó.
(¡Mierda!) BOLLOCKS!
No le digo quién ganó esa noche. Se lo dejo a su imaginación. Lo importante, es que ojalá le haya quedado algo, una expresión o dos de este relato. Viajar, es conocer a los demás. No replegarse en si mismo. Y para viajar, no se necesita un tiquete de avión. Basta con leer. Espero haya disfrutado su cerveza su noche en el Pub “The Trafford”.
Buenas noches.
8.45 de la noche. Pub “The Trafford”, Manchester, Inglaterra.
La vida quiso que usted (si, usted) estuviera ahí la noche en que el Manchester United de José Mourinho lograba volver a una final de Champions League, en Old Trafford, nada más ni nada menos que contra el Real Madrid.
Usted está con su grupo de amigos colombianos, pero por esta noche, valiente, usted decide mezclarse con los ingleses, escucharlos; aprender.
El partido empieza de manera trepidante y al primer minuto de juego Zlatan queda mano a mano para pifiarse de manera increíble… (“¡se lo comió!” piensa usted). Su vecino inglés, de manera agónica grita: “What a Howler!”. Si, donde el colombiano ve comida, el británico se tapa los oidos: el desperdicio es como un aullido (howl) estridente y grosero.
El Real Madrid no tarda en reaccionar. En un partido trabado, quién más sino Cristiano Ronaldo para pegarle de 40 metros, rompiendo la malla en el proceso (“un balazo, que pepazo” piensa usted). El Pub, al unísono, grita en desesperación. Resignados, se confortan diciendo: “What a screamer that was…!” Y es que esos pepazos de media distancia en el Reino Unido son como carros imparables en una montaña rusa donde los gritos (scream) ahogan el vertigo.
De la mano de un Pogba en estado de gracia, el Manchester encuentra un segundo respiro. Zlatan Ibrahimovic, recordando sus años mozos del Ajax, se saca cinco jugadores, arquero incluido, pero la bota… (“¡Se dio garra!” piensa usted). Para el británico, la imagen mental es diferente. Ellos gritan “That was a sitter!”, porque presumen que era un gol tan evidente, que hasta alguien sentado en una silla (sitter) podía hacerlo con sólo levantar su pie.
Esta es importante. En plena final, no falta el hincha pesimista: ese que anda vaticinando el fracaso. Esa noche, al lado suyo, hay un gordo ansioso que sólo anda recordando cómo el Real Madrid lleva 7 partidos sin que les hagan gol. “Madrid have had 7 clean sheets in the build up to this match: we’re done, we’re fucked.” La poesía es la siguiente: para un inglés, no recibir goles se siente tan bien como tener “sabanas nuevas” (“clean sheets”)…
El caso es que Mourinho y los suyos logran lo impensado. Ahora ganan 2-1 y quedan 10 minutos. Si en Colombia hay que “cerrar” el partido, en Inglaterra hay que “parquear el bus”. “José, for the love of god, Park The Bus!”. Visualice un Transmilenio bloqueando el arco.
Cómo hinchas, por alguna razón creemos que cuando le gritamos al televisor, los jugadores nos oyen. Es universal. En Colombia muchos le gritan “¡Ojo!” o “¡Pilas!” cuando anticipamos un choque que el jugador no advierte en tiempo real. Esa noche, todo el pub gritó “Man ON!” cuando Pogba se durmió y le robaron el balón…
Quedaba un minuto. El Real Madrid se la tenía que jugar. Thierry Henry, comentarista de Sky Sports, recomendaba que los Merengues tenían que “explotar las bandas”. El inglés no las explota; las abraza. “Hug (abrazar) the touchline!” Y así fue. Cristiano Ronaldo desbordó y anotó.
(¡Mierda!) BOLLOCKS!
No le digo quién ganó esa noche. Se lo dejo a su imaginación. Lo importante, es que ojalá le haya quedado algo, una expresión o dos de este relato. Viajar, es conocer a los demás. No replegarse en si mismo. Y para viajar, no se necesita un tiquete de avión. Basta con leer. Espero haya disfrutado su cerveza su noche en el Pub “The Trafford”.
Buenas noches.