
Peter Rufai fue un portero nigeriano, quizá el más importante de la historia de su país. Con una dilatada trayectoria que lo llevó a atajar a Benín, Belgica, Holanda, España y Portugal además de su natal Nigeria.
Pero la verdad es que Rufai nunca fue un portero de élite. Siempre militó en clubes chicos y cuando llegó a al fútbol español nunca pudo ser titular. Diferente fue la historia con su Selección en la cual fue referente por varios años, disputando además las Copas del Mundo de 1994 y 1998.
En principio no resulta extraño que un niño en un país como Nigeria, donde las oportunidades escasean, sueñe con ser jugador de fútbol. Pero la historia de Rufai es diferente. Nacido en Lagos en el seno de una familia noble a Rufai nunca le faltó nada. Su padre era el Rey Rufai de Idimu. Pero no sólo era hijo de un rey, sino, que pese a no ser el primogénito del Rey, sí era el elegido por este para sucederlo en el trono.
Pero el Príncipe tenía otra idea para su vida. Quería jugar fútbol.
Más aún quería ser portero. Cambió las comodidades del trono por las ingratitudes del arco. Poco se sabe acerca de cómo fue el momento en que el Príncipe le dijo a su padre que iba a ser futbolista. A Rufai no le gustaba referirse al tema, pero en 1999, cuando vestía los colores del Deportivo de la Coruña, su padre falleció y su familia lo reclamó para que ocupara la posición que por derecho le pertenecía. Ante la avalancha de preguntas de la prensa de La Coruña, Rufai sólo atinó a decir: "No lo quiero", refiriéndose al trono.
Su declaración más completa en torno a este tema, unos meses después de la muerte de su padre, es toda una declaración de principios: "A mi familia no le gusta el fútbol, quieren que vuelva, pero no quiero vivir en un palacio, con guardaespaldas y con una fortuna que no he ganado con mi trabajo”.
Rufai no pudo asistir al funeral de su padre por motivos de seguridad. Su renuncia al trono desató una guerra entre sus hermanos por hacerse con el poder que rechazó por una pelota, unos guantes y unos guayos. Hoy vive aún lejos del poder; fundó una escuela para porteros en España y participa en varias causas sociales a favor de niños de su país.
Pero la verdad es que Rufai nunca fue un portero de élite. Siempre militó en clubes chicos y cuando llegó a al fútbol español nunca pudo ser titular. Diferente fue la historia con su Selección en la cual fue referente por varios años, disputando además las Copas del Mundo de 1994 y 1998.
En principio no resulta extraño que un niño en un país como Nigeria, donde las oportunidades escasean, sueñe con ser jugador de fútbol. Pero la historia de Rufai es diferente. Nacido en Lagos en el seno de una familia noble a Rufai nunca le faltó nada. Su padre era el Rey Rufai de Idimu. Pero no sólo era hijo de un rey, sino, que pese a no ser el primogénito del Rey, sí era el elegido por este para sucederlo en el trono.
Pero el Príncipe tenía otra idea para su vida. Quería jugar fútbol.
Más aún quería ser portero. Cambió las comodidades del trono por las ingratitudes del arco. Poco se sabe acerca de cómo fue el momento en que el Príncipe le dijo a su padre que iba a ser futbolista. A Rufai no le gustaba referirse al tema, pero en 1999, cuando vestía los colores del Deportivo de la Coruña, su padre falleció y su familia lo reclamó para que ocupara la posición que por derecho le pertenecía. Ante la avalancha de preguntas de la prensa de La Coruña, Rufai sólo atinó a decir: "No lo quiero", refiriéndose al trono.
Su declaración más completa en torno a este tema, unos meses después de la muerte de su padre, es toda una declaración de principios: "A mi familia no le gusta el fútbol, quieren que vuelva, pero no quiero vivir en un palacio, con guardaespaldas y con una fortuna que no he ganado con mi trabajo”.
Rufai no pudo asistir al funeral de su padre por motivos de seguridad. Su renuncia al trono desató una guerra entre sus hermanos por hacerse con el poder que rechazó por una pelota, unos guantes y unos guayos. Hoy vive aún lejos del poder; fundó una escuela para porteros en España y participa en varias causas sociales a favor de niños de su país.