
Cuando se piensa en corrupción en el fútbol de Italia, en el Calciopoli, ¿la gente piensa en qué equipo?
En la Juventus. No puede ser de otra manera. Luciano Moggi orquestó, de manera innecesaria, la muerte de su equipo corrompiendo árbitros con miras a asegurar la victoria. Esa Juventus tenía uno de los mejores equipos de Europa, no necesitaban de eso, de ahí la estupidez de Moggi de prestarse a este ejercicio.
Bueno, la Juventus fue sancionada, perdió su categoría, tuvo que arrancar de ceros desde la Serie B. Hubo justicia: la Juventus pagó por sus pecados. Insisto: el equipo de Turin pagó por sus pecados.
Hubo varios sancionados mas, entre ellos el Milan y varios equipos y jugadores más.
¿Y el Inter entre tanto? Prístino, puro, inocente. El equipo de Moratti daba lecciones de moral a los demás, criticando su corrupción y sacando pecho de su honestidad. El Inter no ganaba nada hace muchos años y la crisis del Milan y el descenso de la Juventus dejaron la vía libre para una época dorada del Inter, ganando Scudettos sucesivos en donde no tenían rival.
Mucha gente se quedó ahí y se perdió el segundo acto de esta tragedia para el futbol italiano.
A mediados de 2011, cuando ya todo parecía estar enterrado, escalofriantes interceptaciones telefónicas entre Giacinto Facchetti (leyenda interista y presidente honorario del Inter durante el periodo de Calciopoli) revelaban estrechos nexos con autoridades arbitrales en donde se hablaba de asignar árbitros a partidos. Massimo Moratti igualmente era incriminado por conversaciones de un mismo tenor.
El escándalo explotó de nuevo. La Juventus, justamente, veía con indignación como ella había sido sancionada con una retrocesión mientras al Inter le regalaban un Scudetto en 2006. Una investigación tuvo lugar liderada por Stefano Palazzi, procurador de la Républica.
La amarga conclusión de la investigación de Palazzi concluye este relato: El Inter, a través de las conductas de sus dirigentes, en particular Facchetti, violaron los artículos 1ro y 6to de juego limpio pretendiendo influenciar y condicionar el funcionamiento del cuerpo arbitral.
Sin embargo, dado que los hechos en cuestión habían prescrito y que Fachetti había fallecido, no se podía condenar de ninguna manera al Inter. En otras palabras, el Inter cometió violaciones del mismo tenor que las de la Juventus… y no se pudo sancionarlos porque los hechos ya habían prescrito y no era legalmente posible entablar demandas.
Fue una victoria moral para la Juventus y los demás sancionados. Pero solo eso. Es por esto que en Italia los hinchas de los demás equipos se burlan de los nerazzuros diciéndoles “Le Prescritesse” o “I Prescritti”recordándoles que fueron igual de corruptos y sucios pero no fueron sancionados por un formalismo legal.
Cuando les hablen de corrupción en el futbol italiano ojala se acuerden del Inter, que contrario a la Juventus, no fue sancionada, no pago por sus pecados.
En la Juventus. No puede ser de otra manera. Luciano Moggi orquestó, de manera innecesaria, la muerte de su equipo corrompiendo árbitros con miras a asegurar la victoria. Esa Juventus tenía uno de los mejores equipos de Europa, no necesitaban de eso, de ahí la estupidez de Moggi de prestarse a este ejercicio.
Bueno, la Juventus fue sancionada, perdió su categoría, tuvo que arrancar de ceros desde la Serie B. Hubo justicia: la Juventus pagó por sus pecados. Insisto: el equipo de Turin pagó por sus pecados.
Hubo varios sancionados mas, entre ellos el Milan y varios equipos y jugadores más.
¿Y el Inter entre tanto? Prístino, puro, inocente. El equipo de Moratti daba lecciones de moral a los demás, criticando su corrupción y sacando pecho de su honestidad. El Inter no ganaba nada hace muchos años y la crisis del Milan y el descenso de la Juventus dejaron la vía libre para una época dorada del Inter, ganando Scudettos sucesivos en donde no tenían rival.
Mucha gente se quedó ahí y se perdió el segundo acto de esta tragedia para el futbol italiano.
A mediados de 2011, cuando ya todo parecía estar enterrado, escalofriantes interceptaciones telefónicas entre Giacinto Facchetti (leyenda interista y presidente honorario del Inter durante el periodo de Calciopoli) revelaban estrechos nexos con autoridades arbitrales en donde se hablaba de asignar árbitros a partidos. Massimo Moratti igualmente era incriminado por conversaciones de un mismo tenor.
El escándalo explotó de nuevo. La Juventus, justamente, veía con indignación como ella había sido sancionada con una retrocesión mientras al Inter le regalaban un Scudetto en 2006. Una investigación tuvo lugar liderada por Stefano Palazzi, procurador de la Républica.
La amarga conclusión de la investigación de Palazzi concluye este relato: El Inter, a través de las conductas de sus dirigentes, en particular Facchetti, violaron los artículos 1ro y 6to de juego limpio pretendiendo influenciar y condicionar el funcionamiento del cuerpo arbitral.
Sin embargo, dado que los hechos en cuestión habían prescrito y que Fachetti había fallecido, no se podía condenar de ninguna manera al Inter. En otras palabras, el Inter cometió violaciones del mismo tenor que las de la Juventus… y no se pudo sancionarlos porque los hechos ya habían prescrito y no era legalmente posible entablar demandas.
Fue una victoria moral para la Juventus y los demás sancionados. Pero solo eso. Es por esto que en Italia los hinchas de los demás equipos se burlan de los nerazzuros diciéndoles “Le Prescritesse” o “I Prescritti”recordándoles que fueron igual de corruptos y sucios pero no fueron sancionados por un formalismo legal.
Cuando les hablen de corrupción en el futbol italiano ojala se acuerden del Inter, que contrario a la Juventus, no fue sancionada, no pago por sus pecados.