
Hungría es un hoy por hoy una selección de « media petaca » para retomar la expresión de algún comentarista deportivo.
Pero no siempre fue así. Los húngaros, en su momento, fueron fácilmente el mejor equipo del mundo, de lejos. Campeones Olímpicos en 1952, Hungría iba a protagonizar el “Partido del Siglo” en 1953, cuando de la mano de Puskás y Bozsik iban a ganarle 6-3 a los ingleses en el mismísimo Wembley en una lección ejemplarizante de superioridad.
Es sin mayor sorpresa que llegaban como favoritos para el Mundial de Suiza 54. La fase de grupos deja entrever la superioridad húngara: pulverizan a Corea 9-0 y a Alemania 8-3.
En cuartos les toca Brasil. Conocido como la “Batalla de Berna” este épico encuentro dio como vencedores a los húngaros tras un palpitante 4-2. En las semifinales, el campeón vigente Uruguay se veía impotente ante la magia de Hungría, inclinándose 4-2 tras haber forzado la prórroga.
El adversario en la final sería nada más y nada menos que… Alemania. Si, los mismos a quienes habían goleado 8-3 previamente. Los teutones, como siempre de menos a más, lograron sobreponerse a ese revés y sellaban su paso a la final tras victorias ante Yugoslavia y Austria.
Rotunda favorita, nadie veía como los alemanes podrían vencer esa máquina de futbol. Menos cuando los húngaros se ponen 2-0 arriba en el marcador…
Una lluvia torrencial viene a empantanar el campo, algo que parece ayudar a los alemanes y su juego físico. Los teutones logran empatar y faltando cinco minutos convierten un tercero. Heridos en su orgullo y agonizantes, Hungría le invalidarían un gol a lo cual se sumaban dos sendos palazos que salvaban a Alemania.
Oigase bien: era la primera derrota de los Húngaros en… 36 partidos! Perdieron en el peor momento, en una final de Copa del Mundo. Un equipo legendario, un campeón sin corona, como el Brasil del 82 y tantos otros equipos que pudieron descrestar con su buen juego pero no les alcanzó.
Pero no siempre fue así. Los húngaros, en su momento, fueron fácilmente el mejor equipo del mundo, de lejos. Campeones Olímpicos en 1952, Hungría iba a protagonizar el “Partido del Siglo” en 1953, cuando de la mano de Puskás y Bozsik iban a ganarle 6-3 a los ingleses en el mismísimo Wembley en una lección ejemplarizante de superioridad.
Es sin mayor sorpresa que llegaban como favoritos para el Mundial de Suiza 54. La fase de grupos deja entrever la superioridad húngara: pulverizan a Corea 9-0 y a Alemania 8-3.
En cuartos les toca Brasil. Conocido como la “Batalla de Berna” este épico encuentro dio como vencedores a los húngaros tras un palpitante 4-2. En las semifinales, el campeón vigente Uruguay se veía impotente ante la magia de Hungría, inclinándose 4-2 tras haber forzado la prórroga.
El adversario en la final sería nada más y nada menos que… Alemania. Si, los mismos a quienes habían goleado 8-3 previamente. Los teutones, como siempre de menos a más, lograron sobreponerse a ese revés y sellaban su paso a la final tras victorias ante Yugoslavia y Austria.
Rotunda favorita, nadie veía como los alemanes podrían vencer esa máquina de futbol. Menos cuando los húngaros se ponen 2-0 arriba en el marcador…
Una lluvia torrencial viene a empantanar el campo, algo que parece ayudar a los alemanes y su juego físico. Los teutones logran empatar y faltando cinco minutos convierten un tercero. Heridos en su orgullo y agonizantes, Hungría le invalidarían un gol a lo cual se sumaban dos sendos palazos que salvaban a Alemania.
Oigase bien: era la primera derrota de los Húngaros en… 36 partidos! Perdieron en el peor momento, en una final de Copa del Mundo. Un equipo legendario, un campeón sin corona, como el Brasil del 82 y tantos otros equipos que pudieron descrestar con su buen juego pero no les alcanzó.