
Alfredo Relaño es una de las plumas más estudiadas, elegantes y eruditas a la hora de escribir el fútbol. Un pensador del deporte con varios libros a su haber. Es, también, el Director del diario AS de España, un portal líder en el nuevo periodismo de entretenimiento y farándula. En terminos castizos, es como si un chef culinario de exquisito gusto y años de estudio en su arte estuviera a cargo de la cadena de comida rápida y en masa, McDonalds.
Si. Siempre me pregunté cómo alguien con la clase, educación y conocimiento de Relaño (un estudioso del fútbol) podía ser aquel que diariamente despachaba galerias de fotos con las novias de los jugadores, rumores sin sentido, polémicas triviales y los chismes en las redes sociales. Pasé de admirarlo a odiarlo. Absolutamente nada de la sapiencia, respeto, conocimiento o cultura futbolera de Relaño se ve reflejado en ese portal (salvo su columna de opinión).
Hoy, ya no lo juzgo. Pues, no tanto.
Si el periodismo de hoy no se dictara desde los intereses comerciales de vender a todo precio, Relaño tendría más libertad y el diario AS sería un verdadero portal futbolero. Pero cuando el único interés es vender, “viralizar” y ganar el máximo número de clicks a como de lugar, nace el paradigma moderno del periodismo de entretenimiento o de farándula.
“Hoy el periodismo deportivo está íntimamente ligado al mundo del espectáculo y la farándula. De esos saben todos y habla cualquiera. De lo que no puede hablar cualquiera es de historia del fútbol. Como se jugaba y se juega. Eso requiere un nivel de especialización en el debate y conocimiento, que no es barato. Los grandes medios definen un nivel de calidad de programa, audición o publicación a través de contadores o gente que nada tiene que ver con el periodismo“.
Palabras del investigador Carlos Aira que evidencian la vulgarización del fútbol a su más mínimo y mediocre denominador: la farándula. Es más rentable poner a gente mediocre a hacer de “periodistas”, tratando de temas livianos y ligeros, que apostar por algo de calidad, estudiado y trabajado.
No es que Alfredo Relaño sea un “vendido” (quizás un poquito, si somos románticos).
No es que no se pueda hacer un periodismo serio, estudiado y profundo. Sencillamente sucede que AS, con su modelo frívolo y liviano, vende 100’000 veces más así que si decidieran apostarle a un modelo de periodismo más riguroso y estudiado.
El cálculo de rentabilidad, en aquello que obsesiona a las empresas (captar público a todo precio) no miente: es mucho más fácil y rentable dejar al aire un pedazo de carne cruda para atraer a las moscas que darse a la tarea de preparar un plato. Es más, si de generar tráfico viral, el estiércol también es idóneo para atraer a las moscas. ¿Para qué esforzarse más?
Relaño es un tipo pragmático. Para todos aquellos que quieren su fútbolete livianito, ligero, casual, divertido con la dosis diaria de mujeres, chismes, redes sociales, para eso está AS; para eso está Tomás Roncero con su modelo del “periodista”/hincha agresivo o ese adefecio del “Chiringuito” que sirve de modelo para programas en Colombia. Para todo aquel que quiera educarse, aprender de historia del fútbol, cultura futbolera están sus libros. Fácil.
Y en últimas, quizás así deba ser. Es muy dificil pretender educar a la fuerza a la gente. Me preocupa, eso si, las nuevas camadas de periodistas deportivos. Todos aquellos que nacen bajo el imperio de la farándula y la superficialidad. Siento que pueden ser esclavos de un modelo supremamente perverso donde el fín justifica los medios: donde la “viralidad” lo justifica todo.
Piense en los noticieros del medio día en Colombia. ¿Qué es más rentable comercialmente: una propuesta sensacionalista llena de violaciones, asesinatos, atracos, asesinatos, robos o un periodismo serio e investigativo? Mientras el periodismo se dicte desde los intereses comerciales, de querer viralizarlo todo, los periodistas deberán decidir cuál es su rol en esa maquinaria.
Por nuestro lado, en Pinceladas de Fútbol, si el resto de páginas del mundo siguen acumulando millones y millones de seguidores a partir de memes y técnicas de “viralización” los felicitamos.
Si en el periodismo deportivo de hoy, a menor esfuerzo mayor beneficio, nosotros preferimos, con modestia, seguir esforzándonos, pensando el fútbol con los nuestros.
Si. Siempre me pregunté cómo alguien con la clase, educación y conocimiento de Relaño (un estudioso del fútbol) podía ser aquel que diariamente despachaba galerias de fotos con las novias de los jugadores, rumores sin sentido, polémicas triviales y los chismes en las redes sociales. Pasé de admirarlo a odiarlo. Absolutamente nada de la sapiencia, respeto, conocimiento o cultura futbolera de Relaño se ve reflejado en ese portal (salvo su columna de opinión).
Hoy, ya no lo juzgo. Pues, no tanto.
Si el periodismo de hoy no se dictara desde los intereses comerciales de vender a todo precio, Relaño tendría más libertad y el diario AS sería un verdadero portal futbolero. Pero cuando el único interés es vender, “viralizar” y ganar el máximo número de clicks a como de lugar, nace el paradigma moderno del periodismo de entretenimiento o de farándula.
“Hoy el periodismo deportivo está íntimamente ligado al mundo del espectáculo y la farándula. De esos saben todos y habla cualquiera. De lo que no puede hablar cualquiera es de historia del fútbol. Como se jugaba y se juega. Eso requiere un nivel de especialización en el debate y conocimiento, que no es barato. Los grandes medios definen un nivel de calidad de programa, audición o publicación a través de contadores o gente que nada tiene que ver con el periodismo“.
Palabras del investigador Carlos Aira que evidencian la vulgarización del fútbol a su más mínimo y mediocre denominador: la farándula. Es más rentable poner a gente mediocre a hacer de “periodistas”, tratando de temas livianos y ligeros, que apostar por algo de calidad, estudiado y trabajado.
No es que Alfredo Relaño sea un “vendido” (quizás un poquito, si somos románticos).
No es que no se pueda hacer un periodismo serio, estudiado y profundo. Sencillamente sucede que AS, con su modelo frívolo y liviano, vende 100’000 veces más así que si decidieran apostarle a un modelo de periodismo más riguroso y estudiado.
El cálculo de rentabilidad, en aquello que obsesiona a las empresas (captar público a todo precio) no miente: es mucho más fácil y rentable dejar al aire un pedazo de carne cruda para atraer a las moscas que darse a la tarea de preparar un plato. Es más, si de generar tráfico viral, el estiércol también es idóneo para atraer a las moscas. ¿Para qué esforzarse más?
Relaño es un tipo pragmático. Para todos aquellos que quieren su fútbolete livianito, ligero, casual, divertido con la dosis diaria de mujeres, chismes, redes sociales, para eso está AS; para eso está Tomás Roncero con su modelo del “periodista”/hincha agresivo o ese adefecio del “Chiringuito” que sirve de modelo para programas en Colombia. Para todo aquel que quiera educarse, aprender de historia del fútbol, cultura futbolera están sus libros. Fácil.
Y en últimas, quizás así deba ser. Es muy dificil pretender educar a la fuerza a la gente. Me preocupa, eso si, las nuevas camadas de periodistas deportivos. Todos aquellos que nacen bajo el imperio de la farándula y la superficialidad. Siento que pueden ser esclavos de un modelo supremamente perverso donde el fín justifica los medios: donde la “viralidad” lo justifica todo.
Piense en los noticieros del medio día en Colombia. ¿Qué es más rentable comercialmente: una propuesta sensacionalista llena de violaciones, asesinatos, atracos, asesinatos, robos o un periodismo serio e investigativo? Mientras el periodismo se dicte desde los intereses comerciales, de querer viralizarlo todo, los periodistas deberán decidir cuál es su rol en esa maquinaria.
Por nuestro lado, en Pinceladas de Fútbol, si el resto de páginas del mundo siguen acumulando millones y millones de seguidores a partir de memes y técnicas de “viralización” los felicitamos.
Si en el periodismo deportivo de hoy, a menor esfuerzo mayor beneficio, nosotros preferimos, con modestia, seguir esforzándonos, pensando el fútbol con los nuestros.