
11 de Septiembre de 1973.
Salvador Allende, presidente chileno, se suicidó. El despiadado golpe militar entronaba a Pinochet. Fue el ocaso de la ilusión socialista; el amanecer de la sangrienta dictadura.
Para ese entonces Chile definía su paso al Mundial de Alemania 74 en un repechaje con la Unión Soviética. Desde Moscú, rechazaron con vehemencia el golpe militar; en Allende tenían un aliado. Ahora en Pinochet un enemigo.
No obstante, el partido de ida se jugó. El 26 de Septiembre, Chilenos y Soviéticos empataron en Moscú 0-0 en un partido cargado políticamente como pocos. Todo se definiría en el partido de vuelta en Santiago.
En la antesala del partido definitivo, era un secreto a medias que en el Estadio de Santiago se asesinaba y se torturaba. Convertido en un “Centro de Detención”, los camerinos fungían como cuartos de tortura. Las líneas de la pista atlética organizaban detenidos por interrogar.
Es en este contexto que los Soviéticos le exigen a la FIFA garantías.
Desde Zurich, los bandidos de cuello blanco del fútbol organizan una visita a Santiago, de “verificación”. En su reporte final afirman “no haber visto nada”… Desgraciados cómplices de la muerte. Los Soviéticos deciden boicotear el partido. No irán a Santiago. Chile clasificaba al Mundial “por doble u” como dirían los niños.
Es aquí que se da el gol más triste de la historia.
21 de Noviembre de 1973. Estadio de Santiago.
La Junta Militar obliga a los jugadores chilenos a jugar un partido fantasma, sin rival.
Si. Pinochet convoca a 10’000 “aficionados” a presenciar el gol más triste de la historia. Un gol simbólico manchado de sangre en un estadio donde se tortura
Cantan el himno, saludan al Dictador. El árbitro pita y sin rival alguno, los jugadores chilenos tocan la pelota hasta llegar a un arco vacío, sin arquero… gol. Una pantomima forzada donde nadie quería ser el autor de ese maldito gol.
Celebraciones de rigor. Chile se ha clasificado al mundial; Que viva Pinochet.
Es más que un gol; es una validación de la Dictadura, del régimen. Una oda a Pinochet y sus métodos en un estadio donde se asesina. Un gol simbólico del Oeste sobre los comunistas de la Unión Soviética en una Guerra Fría que empatanaba el fútbol. Un capricho del Dictador Augusto para a través del fútbol dejar claro quién manda.
Epilogo: Pero Pinochet no manda a los dioses del fútbol. Inmediatamente después de esta charada, los chilenos jugaron un amistoso contra Santos de Brasil. Perdieron 5-0. En el Mundial fueron eliminados rápidamente.
El Estadio Nacional de Santiago es hoy un lugar de memoria y recogimiento. Chile no olvida el gol más triste de la historia ni a sus muertos.
Salvador Allende, presidente chileno, se suicidó. El despiadado golpe militar entronaba a Pinochet. Fue el ocaso de la ilusión socialista; el amanecer de la sangrienta dictadura.
Para ese entonces Chile definía su paso al Mundial de Alemania 74 en un repechaje con la Unión Soviética. Desde Moscú, rechazaron con vehemencia el golpe militar; en Allende tenían un aliado. Ahora en Pinochet un enemigo.
No obstante, el partido de ida se jugó. El 26 de Septiembre, Chilenos y Soviéticos empataron en Moscú 0-0 en un partido cargado políticamente como pocos. Todo se definiría en el partido de vuelta en Santiago.
En la antesala del partido definitivo, era un secreto a medias que en el Estadio de Santiago se asesinaba y se torturaba. Convertido en un “Centro de Detención”, los camerinos fungían como cuartos de tortura. Las líneas de la pista atlética organizaban detenidos por interrogar.
Es en este contexto que los Soviéticos le exigen a la FIFA garantías.
Desde Zurich, los bandidos de cuello blanco del fútbol organizan una visita a Santiago, de “verificación”. En su reporte final afirman “no haber visto nada”… Desgraciados cómplices de la muerte. Los Soviéticos deciden boicotear el partido. No irán a Santiago. Chile clasificaba al Mundial “por doble u” como dirían los niños.
Es aquí que se da el gol más triste de la historia.
21 de Noviembre de 1973. Estadio de Santiago.
La Junta Militar obliga a los jugadores chilenos a jugar un partido fantasma, sin rival.
Si. Pinochet convoca a 10’000 “aficionados” a presenciar el gol más triste de la historia. Un gol simbólico manchado de sangre en un estadio donde se tortura
Cantan el himno, saludan al Dictador. El árbitro pita y sin rival alguno, los jugadores chilenos tocan la pelota hasta llegar a un arco vacío, sin arquero… gol. Una pantomima forzada donde nadie quería ser el autor de ese maldito gol.
Celebraciones de rigor. Chile se ha clasificado al mundial; Que viva Pinochet.
Es más que un gol; es una validación de la Dictadura, del régimen. Una oda a Pinochet y sus métodos en un estadio donde se asesina. Un gol simbólico del Oeste sobre los comunistas de la Unión Soviética en una Guerra Fría que empatanaba el fútbol. Un capricho del Dictador Augusto para a través del fútbol dejar claro quién manda.
Epilogo: Pero Pinochet no manda a los dioses del fútbol. Inmediatamente después de esta charada, los chilenos jugaron un amistoso contra Santos de Brasil. Perdieron 5-0. En el Mundial fueron eliminados rápidamente.
El Estadio Nacional de Santiago es hoy un lugar de memoria y recogimiento. Chile no olvida el gol más triste de la historia ni a sus muertos.