
De Ernesto Valverde se sabe algo pero no se sabe todo; como en la mayoría de casos en la vida y de personas en el mundo. Sabemos que dirige a un Barcelona sobresaliente, que está dejando su sello y que los resultados al día de hoy están siendo buenos y quien quita, resulten terminando mejor de lo que va.
Si nos vamos más allá sabremos que Valverde fue un delantero promedio que militó en equipos como Espanyol, Athletic de Bilbao y el mismo FC Barcelona que hoy dirige; mas no fue un prolífico goleador que los libros recuerden.
Tiempo y tierra después, el banquillo le quedó mejor y destacó en equipos de buen bagaje y nombre en España y hasta una aventura griega en el Olympiacos se dio el lujo de tener; en definitiva dejó muy buenas impresiones y opiniones sobre su labor sobre la raya, a tal punto que su evolución y mejora le llevó a dirigir un equipo top como el que hoy tiene en su manija.
Más allá de su currículo, Valverde tiene algo más para ofrecer; tiene otra cara, tiene otro lado… es fotógrafo, así como lo lee. Su afición a la fotografía viene desde los 16 años cuando recibió una cámara por regalo, cual balón es regalado a un futuro crack del balón. Combinó esa pasión a lo largo de su vida y le dio más valor y significancia en su estadía en el Pireo, Grecia; donde dirigía al Olympiacos. Allí retrató sus viajes, estadías, escenas, vivencias y demás, que tiempo después en cualquier lugar y oportunidad siguió y sigue haciendo. Si dicen que descuidó su trabajo por esto, se equivocan, ya que en su permanencia con el cuadro rojiblanco del Pireo, ganó 3 Superligas griegas y 2 Copas de Grecia. Tómale una foto a eso.
Para pensar deja el hecho de ser técnico de fútbol y fotógrafo, con suceso ambos casos; es de imaginar que en ambas profesiones se debe ser muy observador, detallista, oportunista, paciente, perfeccionista y muchas cosas más; porque en el fútbol y en la fotografía se gana y se pierde y se toma una buena o mala foto.
Es de admirar y quiero ser un poco como Valverde; si, porque mientras tienes una profesión, una vida, unas obligaciones, un rol definido en una sociedad como la de hoy, puedo tener un escape, puedo tener otra cara, otro lado, un alias y un cometido: Contar historias de fútbol, vivir esto que pasó de ser un deporte a un credo desde un libro, una reseña, un video, una foto, una entrevista. Degustarlo, sorprenderme por cada cosa que aprendo y tener la hermosa oportunidad de transmitirlo.
Seamos como Valverde, seamos felices con lo que somos, deseamos ser y seremos, y sobre todo con algo en común: el fútbol como primera opción, como puntal, como religión, como vida.
Si nos vamos más allá sabremos que Valverde fue un delantero promedio que militó en equipos como Espanyol, Athletic de Bilbao y el mismo FC Barcelona que hoy dirige; mas no fue un prolífico goleador que los libros recuerden.
Tiempo y tierra después, el banquillo le quedó mejor y destacó en equipos de buen bagaje y nombre en España y hasta una aventura griega en el Olympiacos se dio el lujo de tener; en definitiva dejó muy buenas impresiones y opiniones sobre su labor sobre la raya, a tal punto que su evolución y mejora le llevó a dirigir un equipo top como el que hoy tiene en su manija.
Más allá de su currículo, Valverde tiene algo más para ofrecer; tiene otra cara, tiene otro lado… es fotógrafo, así como lo lee. Su afición a la fotografía viene desde los 16 años cuando recibió una cámara por regalo, cual balón es regalado a un futuro crack del balón. Combinó esa pasión a lo largo de su vida y le dio más valor y significancia en su estadía en el Pireo, Grecia; donde dirigía al Olympiacos. Allí retrató sus viajes, estadías, escenas, vivencias y demás, que tiempo después en cualquier lugar y oportunidad siguió y sigue haciendo. Si dicen que descuidó su trabajo por esto, se equivocan, ya que en su permanencia con el cuadro rojiblanco del Pireo, ganó 3 Superligas griegas y 2 Copas de Grecia. Tómale una foto a eso.
Para pensar deja el hecho de ser técnico de fútbol y fotógrafo, con suceso ambos casos; es de imaginar que en ambas profesiones se debe ser muy observador, detallista, oportunista, paciente, perfeccionista y muchas cosas más; porque en el fútbol y en la fotografía se gana y se pierde y se toma una buena o mala foto.
Es de admirar y quiero ser un poco como Valverde; si, porque mientras tienes una profesión, una vida, unas obligaciones, un rol definido en una sociedad como la de hoy, puedo tener un escape, puedo tener otra cara, otro lado, un alias y un cometido: Contar historias de fútbol, vivir esto que pasó de ser un deporte a un credo desde un libro, una reseña, un video, una foto, una entrevista. Degustarlo, sorprenderme por cada cosa que aprendo y tener la hermosa oportunidad de transmitirlo.
Seamos como Valverde, seamos felices con lo que somos, deseamos ser y seremos, y sobre todo con algo en común: el fútbol como primera opción, como puntal, como religión, como vida.