Adolf Hitler era un tipo meticuloso. Era imperativo captar en la cinta sonrisas, armonía, felicidad para mandar a callar esos rumores, según los cuales, Alemania estaba exterminando judíos en campos de concentración. ¿Qué mejor manera para lograrlo que agregar un pasaje mostrándolos dichosos jugando fútbol? Si, fútbol. Eso generaría empatía mundial… ¿cierto?
En septiembre de 1944, el régimen nazi grabó una cinta con fines de propaganda en el ghetto judío de Theresienstadt. A través de ella, la idea era mostrar como los alemanes “cuidaban” y “protegían” a una comunidad judía… cuando en realidad los estaban exterminando sistemáticamente. Una máscara para ocultar el holocausto.
Bajo esas condiciones, vivir en Theresienstadt era simplemente servir de extra en una charada postiza antes de inevitablemente ser ejecutado. Ellos no lo sabían; vivían sus vidas en la incertidumbre de los rumores. La comunidad judía, con el beneplácito de los alemanes, armaron inclusive una liga de fútbol: La Liga de Terezin.
Esta liga estaba compuesta de alrededor doce equipos, amateur por supuesto. No faltaba el judío jugador profesional, pero era en realidad el fútbol como escape al horror de la guerra; al miedo permanente de que esos inhumanos rumores de exterminio fueran ciertos. Gritar un gol para sentirse libres, así fuera solo por un segundo.
El 1 de septiembre de 1944 era el gran día. El régimen nazi habilitó no menos de 5 cámaras. Era imprescindible mostrar como la comunidad judía era tratada con dignidad y como eran felices en torno al fútbol. Lo que usted está presenciando no es una película; fue un verdadero partido.
El partido más hermoso en la historia, porque un balón logró colarse en el teatro de la repugnancia del holocausto y logró hacer felices a sus jugadores; les dio un escape. Cuando la maldita humanidad está colapsando a su alrededor, ellos con sus goles se sentían ganándole el partido a la vida.
El partido más pusilánime y triste de la historia, también, porque ellos sólo eran ganado; unos extras con los cuales filmar propaganda. El 90% de los que ve en la cinta, niños, mujeres, viejos fueron exterminados semanas después. Ya habían cumplido su cometido.
En 2013, sobrevivientes de Theresienstadt, en una de esas vueltas que da la vida, se reencontraron. Sacaron un documental llamado “Liga Terezin”. Buena suerte encontrándolo en Netflix; sólo le digo que Pinceladas de Fútbol ya encargó una copia porque el fútbol no es las frivolidades que le vende la prensa de masa. El fútbol es la genuina emoción con la que esa comunidad judía pateaba un balón para ganarle el partido a la vida, cuando a su alrededor la humanidad colapsaba.
En septiembre de 1944, el régimen nazi grabó una cinta con fines de propaganda en el ghetto judío de Theresienstadt. A través de ella, la idea era mostrar como los alemanes “cuidaban” y “protegían” a una comunidad judía… cuando en realidad los estaban exterminando sistemáticamente. Una máscara para ocultar el holocausto.
Bajo esas condiciones, vivir en Theresienstadt era simplemente servir de extra en una charada postiza antes de inevitablemente ser ejecutado. Ellos no lo sabían; vivían sus vidas en la incertidumbre de los rumores. La comunidad judía, con el beneplácito de los alemanes, armaron inclusive una liga de fútbol: La Liga de Terezin.
Esta liga estaba compuesta de alrededor doce equipos, amateur por supuesto. No faltaba el judío jugador profesional, pero era en realidad el fútbol como escape al horror de la guerra; al miedo permanente de que esos inhumanos rumores de exterminio fueran ciertos. Gritar un gol para sentirse libres, así fuera solo por un segundo.
El 1 de septiembre de 1944 era el gran día. El régimen nazi habilitó no menos de 5 cámaras. Era imprescindible mostrar como la comunidad judía era tratada con dignidad y como eran felices en torno al fútbol. Lo que usted está presenciando no es una película; fue un verdadero partido.
El partido más hermoso en la historia, porque un balón logró colarse en el teatro de la repugnancia del holocausto y logró hacer felices a sus jugadores; les dio un escape. Cuando la maldita humanidad está colapsando a su alrededor, ellos con sus goles se sentían ganándole el partido a la vida.
El partido más pusilánime y triste de la historia, también, porque ellos sólo eran ganado; unos extras con los cuales filmar propaganda. El 90% de los que ve en la cinta, niños, mujeres, viejos fueron exterminados semanas después. Ya habían cumplido su cometido.
En 2013, sobrevivientes de Theresienstadt, en una de esas vueltas que da la vida, se reencontraron. Sacaron un documental llamado “Liga Terezin”. Buena suerte encontrándolo en Netflix; sólo le digo que Pinceladas de Fútbol ya encargó una copia porque el fútbol no es las frivolidades que le vende la prensa de masa. El fútbol es la genuina emoción con la que esa comunidad judía pateaba un balón para ganarle el partido a la vida, cuando a su alrededor la humanidad colapsaba.