
Sólo Maradona para declararse soldado chavista de la revolución bolivariana (desde la comodidad de su rascacielos en Dubái) mientras en Venezuela la gente se muere de hambre y la oprimen.
Pero en su mejor versión, el Diego fue un excelente líder. Con su Selección, un capitán como pocos en la historia. Un visionario, un rebelde, un genio y esa es la imagen que recuerdo de él. Su presente no tiene por qué borrar su pasado y eso aplica para todo ser humano. Déjeme contarle cuando a Maradona se le ocurrió crear un Sindicato Mundial de Futbolistas que hiciera contrapeso a los bandidos de cuello blanco de la FIFA.
“Todos aquellos que se creen tan fuertes porque tienen poder, estarían perdidos si los jugadores tomáramos las riendas.”
Maradona era el vocero pero no estaba sólo. En 1995, el Diego había convencido a un grupo selecto de jugadores de élite mundial para crear la “Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales”, un contrapeso a la arbitrariedad de la FIFA. Ese 18 de septiembre, en Paris, Diego Armando debutaba como seleccionador de un equipo de rebeldes, de jugadores con personalidad, listos a luchar por un cambio. Eric Cantona era su escudero, pero la nómina era larga y de renombre: Gianluca Vialli, Ruud Gullitt, Gianfranco Zola, Rai, Alfredo Di Stefano, Hristo Stoichkov, Bebeto, Iván Zamorano y George Weah entre otros tantos.
Por supuesto que Maradona respiraba por la herida de su(s) sanción(es) por dopaje en su cruzada contra la FIFA, pero su discurso no era descabellado. Había una genuina voluntad de equilibrar el partido dominado por los bandidos de cuellos blanco; un puñado de viejos que de fútbol no sabía nada.
"Blatter es un tipo a sueldo y Havelange, que practicó siempre el waterpolo, deciden por mí, algo que no puede continuar así. A Havelange y a Blatter sólo les diría que desde este sindicato vamos a defender a los jugadores contra quien sea"
La FIFA no demoró en deslegitimar la iniciativa a través del “bandi” principal, Joao Havelange: “Yo respeto todas las oposiciones a la FIFA pero (esta) es el órgano más fuerte y desconozco que pueden hacer contra una institución que tiene 190 países asociados.”
Maradona siguió promocionando su sindicato y para 1997 parecía que el proyecto estaba lo suficientemente maduro como para consolidarlo. Inclusive tenían a bordo a Jean Marc Bosman, el belga responsable de la reforma de los comunitarios en el fútbol europeo. La cita era el 27 de abril, fecha pactada para demostrar el poderío de la idea a través de un sendo partido amistoso por lo alto, sin la autorización expresa de la FIFA. Era un acto de rebeldía, un desafío para dignificar al jugador de fútbol y demostrar que no es un títere.
El partido se jugó en Montjuic, Barcelona. Enfrentaba a una selección de Europa contra un combinado del Resto del Mundo.
Formaron así:
Europa: Menzo (Holanda); Berthold (Alemania), Grun (Bélgica), Blanc (Francia) Eusebio (España), Koeman (Holanda) Jordi Cruyff (Holanda), Karembeu (Francia), Cantona (Francia), Brolin (Suecia), Vialli (Italia) Boulic (Bosnia); Mancini (Italia) y Stoichkov (Bulgaria). DT: Just Fontaine.
Resto del mundo: Navarro Montoya (Argentina) Higuita (Colombia); Del Solar (Perú), Branco (Brasil), Triki (Marruecos), Basualdo (Argentina); Ruggeri (Argentina), Mafla (Colombia), Silas (Brasil), Vidmar (Australia) Kanu (Nigeria); Maradona (Argentina) Wittl (Ghana) y Elber (Brasil) Okolosi (Nigeria). DT: Sócrates y Alfredo Di Stéfano.
El partido lo ganó Resto del Mundo 4-2. El “Guigo” Mafla e Higuita se dieron el placer de jugarlo. Maradona, que perfilaba su regreso a Boca, también saltó al campo de juego. Fue una fiesta. Pero también una tribuna para precisar los objetivos del Sindicato.
"El sindicato no pretende oponerse por que sí a la FIFA. El principal objetivo es hacerle entender al máximo organismo del fútbol, que los futbolistas son lo más importante del espectáculo y que por tal razón deben ser escuchados cuando se organizan los campeonatos mundiales."
Maradona tenía el discurso. Pero no la estructura. La fiebre del mundial de Francia 1998 fue la estocada final: los mismos involucrados que tanto parecían haber apoyado a Maradona, se olvidaron de la iniciativa. La cita mundialista fue un nubarrón que invisibilizó del todo esa visión por un sistema más equitativo. Maradona, como siempre, tampoco se ayudó mucho, encadenando escándalo tras escándalo.
Fue un proyecto a la imagen y semejanza del Diego: grandioso pero viciado; loable pero errático.
Los futbolistas tampoco se ayudaron, como bien lo resume Sócrates: “Los futbolistas somos gente demasiado individualista, tenemos mucho que aprender para que esto tire hacia adelante“.
Eso no le quita el mérito a esa cruzada contra tanto ladrón que había contra la FIFA. Maradona, y los valientes que se asociaron a él durante ese proceso, visibilizaron muchas cosas por mejorar en la vida de los jugadores. Hay mucho mérito en eso. Dista de la pasividad de los ídolos como Pelé y Platini que optaron por el otro camino: el de ser símbolos conformistas del sistema.
Epílogo: La idea de Maradona no era nueva. En efecto, la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) existe desde 1968 y cumple a día de hoy una función de acercamiento y solidaridad entre las federaciones del mundo mediante una abultada burocracia. Su balance es mitigado; han logrado avances pero críticos señalan su falta de ambición.
Pero en su mejor versión, el Diego fue un excelente líder. Con su Selección, un capitán como pocos en la historia. Un visionario, un rebelde, un genio y esa es la imagen que recuerdo de él. Su presente no tiene por qué borrar su pasado y eso aplica para todo ser humano. Déjeme contarle cuando a Maradona se le ocurrió crear un Sindicato Mundial de Futbolistas que hiciera contrapeso a los bandidos de cuello blanco de la FIFA.
“Todos aquellos que se creen tan fuertes porque tienen poder, estarían perdidos si los jugadores tomáramos las riendas.”
Maradona era el vocero pero no estaba sólo. En 1995, el Diego había convencido a un grupo selecto de jugadores de élite mundial para crear la “Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales”, un contrapeso a la arbitrariedad de la FIFA. Ese 18 de septiembre, en Paris, Diego Armando debutaba como seleccionador de un equipo de rebeldes, de jugadores con personalidad, listos a luchar por un cambio. Eric Cantona era su escudero, pero la nómina era larga y de renombre: Gianluca Vialli, Ruud Gullitt, Gianfranco Zola, Rai, Alfredo Di Stefano, Hristo Stoichkov, Bebeto, Iván Zamorano y George Weah entre otros tantos.
Por supuesto que Maradona respiraba por la herida de su(s) sanción(es) por dopaje en su cruzada contra la FIFA, pero su discurso no era descabellado. Había una genuina voluntad de equilibrar el partido dominado por los bandidos de cuellos blanco; un puñado de viejos que de fútbol no sabía nada.
"Blatter es un tipo a sueldo y Havelange, que practicó siempre el waterpolo, deciden por mí, algo que no puede continuar así. A Havelange y a Blatter sólo les diría que desde este sindicato vamos a defender a los jugadores contra quien sea"
La FIFA no demoró en deslegitimar la iniciativa a través del “bandi” principal, Joao Havelange: “Yo respeto todas las oposiciones a la FIFA pero (esta) es el órgano más fuerte y desconozco que pueden hacer contra una institución que tiene 190 países asociados.”
Maradona siguió promocionando su sindicato y para 1997 parecía que el proyecto estaba lo suficientemente maduro como para consolidarlo. Inclusive tenían a bordo a Jean Marc Bosman, el belga responsable de la reforma de los comunitarios en el fútbol europeo. La cita era el 27 de abril, fecha pactada para demostrar el poderío de la idea a través de un sendo partido amistoso por lo alto, sin la autorización expresa de la FIFA. Era un acto de rebeldía, un desafío para dignificar al jugador de fútbol y demostrar que no es un títere.
El partido se jugó en Montjuic, Barcelona. Enfrentaba a una selección de Europa contra un combinado del Resto del Mundo.
Formaron así:
Europa: Menzo (Holanda); Berthold (Alemania), Grun (Bélgica), Blanc (Francia) Eusebio (España), Koeman (Holanda) Jordi Cruyff (Holanda), Karembeu (Francia), Cantona (Francia), Brolin (Suecia), Vialli (Italia) Boulic (Bosnia); Mancini (Italia) y Stoichkov (Bulgaria). DT: Just Fontaine.
Resto del mundo: Navarro Montoya (Argentina) Higuita (Colombia); Del Solar (Perú), Branco (Brasil), Triki (Marruecos), Basualdo (Argentina); Ruggeri (Argentina), Mafla (Colombia), Silas (Brasil), Vidmar (Australia) Kanu (Nigeria); Maradona (Argentina) Wittl (Ghana) y Elber (Brasil) Okolosi (Nigeria). DT: Sócrates y Alfredo Di Stéfano.
El partido lo ganó Resto del Mundo 4-2. El “Guigo” Mafla e Higuita se dieron el placer de jugarlo. Maradona, que perfilaba su regreso a Boca, también saltó al campo de juego. Fue una fiesta. Pero también una tribuna para precisar los objetivos del Sindicato.
"El sindicato no pretende oponerse por que sí a la FIFA. El principal objetivo es hacerle entender al máximo organismo del fútbol, que los futbolistas son lo más importante del espectáculo y que por tal razón deben ser escuchados cuando se organizan los campeonatos mundiales."
Maradona tenía el discurso. Pero no la estructura. La fiebre del mundial de Francia 1998 fue la estocada final: los mismos involucrados que tanto parecían haber apoyado a Maradona, se olvidaron de la iniciativa. La cita mundialista fue un nubarrón que invisibilizó del todo esa visión por un sistema más equitativo. Maradona, como siempre, tampoco se ayudó mucho, encadenando escándalo tras escándalo.
Fue un proyecto a la imagen y semejanza del Diego: grandioso pero viciado; loable pero errático.
Los futbolistas tampoco se ayudaron, como bien lo resume Sócrates: “Los futbolistas somos gente demasiado individualista, tenemos mucho que aprender para que esto tire hacia adelante“.
Eso no le quita el mérito a esa cruzada contra tanto ladrón que había contra la FIFA. Maradona, y los valientes que se asociaron a él durante ese proceso, visibilizaron muchas cosas por mejorar en la vida de los jugadores. Hay mucho mérito en eso. Dista de la pasividad de los ídolos como Pelé y Platini que optaron por el otro camino: el de ser símbolos conformistas del sistema.
Epílogo: La idea de Maradona no era nueva. En efecto, la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) existe desde 1968 y cumple a día de hoy una función de acercamiento y solidaridad entre las federaciones del mundo mediante una abultada burocracia. Su balance es mitigado; han logrado avances pero críticos señalan su falta de ambición.