
Hoy por hoy el Barcelona es un equipo acostumbrado a los títulos, a la gloria, a ganarlo todo. Tan así que el mismo hincha “culé” se termina malcriando: todas las temporadas le sirvan sendos títulos en bandeja de plata.
Bueno, no fue siempre fue así. En la historia del club catalán hay varias páginas negras, pero creo que una en particular: la derrota en 1986 por la final de la Copa de Europa ante el Steaua Bucharest.
En 1986 el futbol europeo se repone de la dolorosa tragedia de Heysel. La Copa de Europa empieza su rehabilitación y un equipo en particular se perfila como candidato: el Barcelona de Lineker, Mark Hughes y Schuster. Con sendas victorias sobre el Sparta de Praga, Porto y el actual campeón Juventus, el equipo Catalán es favorito.
En semifinales se enfrentan al modesto Gotemburgo… y pierden 3-0 en la ida en Suecia. Pero apelando al orgullo propio y esbozando esa suerte que muchos decían de Campeón, el Barcelona gana 3-0 en el partido de vuelta y se clasifica a la final por penalties. Esta heroica clasificación solo confirmaba que el Barcelona era el favorito para llevarse su primera Copa de Europa de su historia.
El Steaua Bucharest, modesto equipo rumano, era el rival de aquella final que todos daban a favor de Catalunia.
Para facilitar aun más las cosas a los españoles, ese año la final se jugaba…en Sevilla. Los rumanos tenían absolutamente todo en su contra.
El partido fue de trámite accidentado y violento: no hubo buen juego y ni las individualidades del Barcelona pudieron romper el candado de los rumanos. Todo se iba a la suerte de los penales.
Con todo en su contra, con un estadio lleno de hinchas culés, en suelo español, un equipo chico como el Steaua depositaba todas sus esperanzas en su portero Duckadam… Bueno, lo bonito de esta historia es que Duckadam tapó los primeros cuatro penales del Barcelona. De nada valió que Urruti, portero culé tapara sus dos primeros tiros, la hazaña del arquero catapultó a la gloria al equipo rumano con una gesta de proporciones similares a la victoria de Grecia en la Eurocopa de 2004.
En el paso se quedaba un Barcelona, víctima de su propia debilidad mental, incapaz de mostrar su evidente superioridad en el campo. Esta derrota fue durante mucho tiempo un tabú para el hincha catalán y sigue siendo de las sorpresas más grandes en la historia de la Copa de Europa/Champions League.
¿Y qué pasó con Duckadam? Bueno, el portero rumano se volvió una celebridad mundial. Vinieron a buscarlo los mejores equipos del mundo… pero la dictadura rumana de la época le obligó a quedarse en el Steaua…
Bueno, no fue siempre fue así. En la historia del club catalán hay varias páginas negras, pero creo que una en particular: la derrota en 1986 por la final de la Copa de Europa ante el Steaua Bucharest.
En 1986 el futbol europeo se repone de la dolorosa tragedia de Heysel. La Copa de Europa empieza su rehabilitación y un equipo en particular se perfila como candidato: el Barcelona de Lineker, Mark Hughes y Schuster. Con sendas victorias sobre el Sparta de Praga, Porto y el actual campeón Juventus, el equipo Catalán es favorito.
En semifinales se enfrentan al modesto Gotemburgo… y pierden 3-0 en la ida en Suecia. Pero apelando al orgullo propio y esbozando esa suerte que muchos decían de Campeón, el Barcelona gana 3-0 en el partido de vuelta y se clasifica a la final por penalties. Esta heroica clasificación solo confirmaba que el Barcelona era el favorito para llevarse su primera Copa de Europa de su historia.
El Steaua Bucharest, modesto equipo rumano, era el rival de aquella final que todos daban a favor de Catalunia.
Para facilitar aun más las cosas a los españoles, ese año la final se jugaba…en Sevilla. Los rumanos tenían absolutamente todo en su contra.
El partido fue de trámite accidentado y violento: no hubo buen juego y ni las individualidades del Barcelona pudieron romper el candado de los rumanos. Todo se iba a la suerte de los penales.
Con todo en su contra, con un estadio lleno de hinchas culés, en suelo español, un equipo chico como el Steaua depositaba todas sus esperanzas en su portero Duckadam… Bueno, lo bonito de esta historia es que Duckadam tapó los primeros cuatro penales del Barcelona. De nada valió que Urruti, portero culé tapara sus dos primeros tiros, la hazaña del arquero catapultó a la gloria al equipo rumano con una gesta de proporciones similares a la victoria de Grecia en la Eurocopa de 2004.
En el paso se quedaba un Barcelona, víctima de su propia debilidad mental, incapaz de mostrar su evidente superioridad en el campo. Esta derrota fue durante mucho tiempo un tabú para el hincha catalán y sigue siendo de las sorpresas más grandes en la historia de la Copa de Europa/Champions League.
¿Y qué pasó con Duckadam? Bueno, el portero rumano se volvió una celebridad mundial. Vinieron a buscarlo los mejores equipos del mundo… pero la dictadura rumana de la época le obligó a quedarse en el Steaua…