
¿Cómo hace un club que pelea por no descender a la tercera división para acaparar los titulares de los principales diarios deportivos? Bueno, pregúntenle al particular Rayo Vallecano. Y es que el conjunto madrileño ha sido protagonista más de una vez de las noticias deportivas. Rayo: “pequeño en lo deportivo, grande en valores”.
El Rayo está de nuevo en el foco de la información por cuenta de un ucraniano, Roman Vyacheslavovych Zozulya, de quien obviaré en adelante su segundo nombre para ahorrar caracteres. Resulta que un buen día Roman quiso jugar en el Rayo Vallecano, y de esa manera darle una mano al club franjirojo que lucha por la permanencia en segunda. Lo que no imaginaba era la tormenta que su fichaje iba a desatar.
Zozulya llegaba procedente del Betis, pero antes del cuadro sevillano había militado en el Dnipro de su natal Ucrania. En dicho club fue muy querido pues a sus buenas actuaciones en la cancha como delantero le sumó simpatía hacia lo ideales de los ultras del club, en su mayoría partidarios de la extrema derecha.
Esa situación no cayó nada bien en Vallecas, en donde se profesan unos ideales diametralmente opuestos. Desde que se anunció su llegada la hinchada se opuso a su fichaje, alegando que no correspondía a los valores del club contratar a un jugador con semejantes antecedentes.
El buen Roman negó cualquier afiliación política, pero se filtraron fotos suyas junto a emblemas de la ultraderecha ucraniana; de su apoyo a la Unidad de Voluntarios, grupo paramilitar creado por los ultras del Dnipro; de su admiración hacia Stepan Bandera, quien colaborara con los Nazis durante la ocupación alemana a Ucrania… Eso fue suficiente para que el rayismo lo rechazara de plano.
Las pancartas y grafitis con consignas anti Zozulya no se hicieron esperar: “Zozulya fuera de Vallecas”, “Vallecas no es lugar para nazis”, “Vallekas en pie de guerra, nazis no” decían algunos de los mensajes. La presión fue tal que el club echó para atrás el fichaje.
Pero la historia no termina ahí. Hoy el Bayern Múnich enfrentó al Wolfsburgo, partido válido por la Copa Alemana. En las tribunas del conjunto bávaro se vieron dos pancartas: La primera en inglés decía: Throw nazis out of football (expulsa a los nazis fuera del fútbol)", y la segunda, en castellano, rezaba “Zozulya vete ya”. La manifestación de los hinchas del Bayern desató la furia del cónsul ucraniano en Múnich quien manifestó en un comunicado:
"Las pancartas representan una falta de respeto y están hechas de acusaciones sin fundamento. Es particularmente sorprendente que se hagan estas cosas en Baviera, en vista de los hechos históricos que conectan a la región con el nacimiento y el desarrollo del régimen nazi, uno de los más atroces del Mundo".
Y hay más. Los hinchas del Metalist, acérrimos rivales deportivos del Dnipro, pero quienes también comulgan con el fascismo, sacaron un comunicado en el que acusan a los hinchas “anarco - comunistas” del Rayo de haber luchado junto a los terroristas del Este de Ucrania, para luego volver a España, y ser detenidos por la Policía y recibir sólo una pequeña multa. Y agregan: “Aunque Zozulya perteneció a nuestro rival Dnipro, vemos con respeto su labor y le consideramos un hermano”. Dicen además estar enfadados y exigen al Ministerio de Asuntos Exteriores la defensa de quien consideran un “patriota”.
Así va la historia hasta ahora. El fichaje de un jugador ya ha traído consecuencias diplomáticas. Para muchos el fútbol es sólo un juego, tantas historias demuestran lo contrario.
El Rayo está de nuevo en el foco de la información por cuenta de un ucraniano, Roman Vyacheslavovych Zozulya, de quien obviaré en adelante su segundo nombre para ahorrar caracteres. Resulta que un buen día Roman quiso jugar en el Rayo Vallecano, y de esa manera darle una mano al club franjirojo que lucha por la permanencia en segunda. Lo que no imaginaba era la tormenta que su fichaje iba a desatar.
Zozulya llegaba procedente del Betis, pero antes del cuadro sevillano había militado en el Dnipro de su natal Ucrania. En dicho club fue muy querido pues a sus buenas actuaciones en la cancha como delantero le sumó simpatía hacia lo ideales de los ultras del club, en su mayoría partidarios de la extrema derecha.
Esa situación no cayó nada bien en Vallecas, en donde se profesan unos ideales diametralmente opuestos. Desde que se anunció su llegada la hinchada se opuso a su fichaje, alegando que no correspondía a los valores del club contratar a un jugador con semejantes antecedentes.
El buen Roman negó cualquier afiliación política, pero se filtraron fotos suyas junto a emblemas de la ultraderecha ucraniana; de su apoyo a la Unidad de Voluntarios, grupo paramilitar creado por los ultras del Dnipro; de su admiración hacia Stepan Bandera, quien colaborara con los Nazis durante la ocupación alemana a Ucrania… Eso fue suficiente para que el rayismo lo rechazara de plano.
Las pancartas y grafitis con consignas anti Zozulya no se hicieron esperar: “Zozulya fuera de Vallecas”, “Vallecas no es lugar para nazis”, “Vallekas en pie de guerra, nazis no” decían algunos de los mensajes. La presión fue tal que el club echó para atrás el fichaje.
Pero la historia no termina ahí. Hoy el Bayern Múnich enfrentó al Wolfsburgo, partido válido por la Copa Alemana. En las tribunas del conjunto bávaro se vieron dos pancartas: La primera en inglés decía: Throw nazis out of football (expulsa a los nazis fuera del fútbol)", y la segunda, en castellano, rezaba “Zozulya vete ya”. La manifestación de los hinchas del Bayern desató la furia del cónsul ucraniano en Múnich quien manifestó en un comunicado:
"Las pancartas representan una falta de respeto y están hechas de acusaciones sin fundamento. Es particularmente sorprendente que se hagan estas cosas en Baviera, en vista de los hechos históricos que conectan a la región con el nacimiento y el desarrollo del régimen nazi, uno de los más atroces del Mundo".
Y hay más. Los hinchas del Metalist, acérrimos rivales deportivos del Dnipro, pero quienes también comulgan con el fascismo, sacaron un comunicado en el que acusan a los hinchas “anarco - comunistas” del Rayo de haber luchado junto a los terroristas del Este de Ucrania, para luego volver a España, y ser detenidos por la Policía y recibir sólo una pequeña multa. Y agregan: “Aunque Zozulya perteneció a nuestro rival Dnipro, vemos con respeto su labor y le consideramos un hermano”. Dicen además estar enfadados y exigen al Ministerio de Asuntos Exteriores la defensa de quien consideran un “patriota”.
Así va la historia hasta ahora. El fichaje de un jugador ya ha traído consecuencias diplomáticas. Para muchos el fútbol es sólo un juego, tantas historias demuestran lo contrario.