
Mucha gente quisiera que todos los capitanes del mundo fueran como Paolo Maldini, Javier Zanetti o Carles Puyol. Hombres honestos, humildes, respetuosos, ejemplares en sus vidas privadas. Eso está bien, pero déjeme contarle una cosa.
Roy Keane, en su autobiografía, reconoció como le rompió intencionalmente la pierna a un rival (Alf-Inge Haaland). “Hay cosas en la vida de las que me arrepiento; esa no es una de ellas”. Haaland nunca volvió a jugar.
Tenaz, pero… ¿alguien duda del liderazgo del gran capitán del Manchester United?
Le pregunto. ¿Roy Keane es una porquería de persona, un salvaje, un desadaptado, inestable?
Si, lo es.
¿Es también un gran capitán? Por supuesto. Lo uno no quita lo otro. Un tipo que se echaba encima toda la presión del equipo, un guerrero que arropaba y defendía en cada ocasión a los suyos, que intimidaba tanto a rivales y árbitros que esto terminaba siendo su valor agregado.
Cantona es algo similar. Su liderazgo se basaba en la osadía, en el choque, en ser frentero, arrogante, en meterse en la cabeza de los rivales y era exactamente lo que necesitaba el Manchester United en 1992. Necesitaba un caudillo, un bocón, alguien que desafiara al Liverpool abiertamente. El buen Eric era también inestable, pendenciero, agresivo, volátil…¿y qué? Era un excelente capitán.
Maradona no sale de casualidad en listas de medios y de la FIFA como uno de los mejores capitanes de la historia. Su liderazgo se basaba en el carisma y el talento. Diego funcionaba mejor en la adversidad: se empoderaba. En la Selección Argentina le ganó el pulso a otro gran capitán como fue Daniel Pasarella. Se apropió del equipo.
En México, fue el referente, no sólo por su juego sino por sus arengas, sus posturas críticas contra la FIFA y el tener que jugar a mediodía, su motivación tras cada partido. En el Napoli fue el capitán de una de las gestas más díficiles de la historia, asumiendo el reto de sacar campeón a un equipo del sur, un hecho muy raro en Italia. Lo hizo dos veces.
Ahora…¿Maradona metía cocaina en Nápoles y llevaba una vida díscola? Si, por supuesto. ¿Eso hace que sea un mal capitán? No, en absoluto. Era el capitán que necesitaba el Napoli y la Selección Argentina para hacer milagros: un tipo maleducado, carismático, bocón, talentoso como pocos, arrogante pero visionario también…
Paolo Maldini, Javier Zanetti, Carles Puyol son unos caballeros. Eso no está en duda.
Pero no le pidamos a todo el mundo que sea como Maldini, Zanetti y Puyol.
Ninguno de ellos era lo que necesitaba el Manchester United en 1992 o en la era Ferguson, el Napoli en 1984 o Argentina en 1986. Esos equipos no necesitaban caballeros ejemplares y educados.
El mundo también necesita también gente como Roy Keane, Eric Cantona y Diego Maradona, con todo y sus defectos. ¿O no?
Roy Keane, en su autobiografía, reconoció como le rompió intencionalmente la pierna a un rival (Alf-Inge Haaland). “Hay cosas en la vida de las que me arrepiento; esa no es una de ellas”. Haaland nunca volvió a jugar.
Tenaz, pero… ¿alguien duda del liderazgo del gran capitán del Manchester United?
Le pregunto. ¿Roy Keane es una porquería de persona, un salvaje, un desadaptado, inestable?
Si, lo es.
¿Es también un gran capitán? Por supuesto. Lo uno no quita lo otro. Un tipo que se echaba encima toda la presión del equipo, un guerrero que arropaba y defendía en cada ocasión a los suyos, que intimidaba tanto a rivales y árbitros que esto terminaba siendo su valor agregado.
Cantona es algo similar. Su liderazgo se basaba en la osadía, en el choque, en ser frentero, arrogante, en meterse en la cabeza de los rivales y era exactamente lo que necesitaba el Manchester United en 1992. Necesitaba un caudillo, un bocón, alguien que desafiara al Liverpool abiertamente. El buen Eric era también inestable, pendenciero, agresivo, volátil…¿y qué? Era un excelente capitán.
Maradona no sale de casualidad en listas de medios y de la FIFA como uno de los mejores capitanes de la historia. Su liderazgo se basaba en el carisma y el talento. Diego funcionaba mejor en la adversidad: se empoderaba. En la Selección Argentina le ganó el pulso a otro gran capitán como fue Daniel Pasarella. Se apropió del equipo.
En México, fue el referente, no sólo por su juego sino por sus arengas, sus posturas críticas contra la FIFA y el tener que jugar a mediodía, su motivación tras cada partido. En el Napoli fue el capitán de una de las gestas más díficiles de la historia, asumiendo el reto de sacar campeón a un equipo del sur, un hecho muy raro en Italia. Lo hizo dos veces.
Ahora…¿Maradona metía cocaina en Nápoles y llevaba una vida díscola? Si, por supuesto. ¿Eso hace que sea un mal capitán? No, en absoluto. Era el capitán que necesitaba el Napoli y la Selección Argentina para hacer milagros: un tipo maleducado, carismático, bocón, talentoso como pocos, arrogante pero visionario también…
Paolo Maldini, Javier Zanetti, Carles Puyol son unos caballeros. Eso no está en duda.
Pero no le pidamos a todo el mundo que sea como Maldini, Zanetti y Puyol.
Ninguno de ellos era lo que necesitaba el Manchester United en 1992 o en la era Ferguson, el Napoli en 1984 o Argentina en 1986. Esos equipos no necesitaban caballeros ejemplares y educados.
El mundo también necesita también gente como Roy Keane, Eric Cantona y Diego Maradona, con todo y sus defectos. ¿O no?