
En 1961, Guy Roux, jugador amateur con apenas 23 años, la tenía clara: quería ser jugador… ¡pero también entrenador! Un día, empezó a acosar a los directivos del club de su ciudad Auxerre: enviaba una carta semanal explicando su “proyecto deportivo” y describiendo como llevaría al club a lo más alto del fútbol francés.
El Club de Auxerre, en ese entonces quebrado y en la cuarta división, decide ahorrarse unos pesitos y darle una oportunidad al joven Guy. No sabían que de esta manera iba a empezar un matrimonio de… 44 años.
Los inicios fueron complicados: el ascenso a la tercera división le tomó 8 años y al conseguirlo en 1969, decide colgar los guayos para ser entrenador a tiempo completo.
A punta de trabajo y una entrega total, para 1980 ya estaba en la primera división francesa: empezaba lo bueno. Para ese entonces, Guy Roux ya cosechaba los años de trabajo y sacrificio: tenía una hinchada, un centro de formación, un estadio. Gran formador, promovió talentos sin par como Eric Cantona, Basile Boli, Djibril Cissé, Philippe Méxes entre otros.
En 1996 es campeón de Francia y su equipo se vuelve protagonista de las competiciones europeas: semifinalista de la Copa Uefa y alcanza los cuartos de la Champions un año después.
Su idilio continuaría hasta 2005, cuando decide retirarse a los 67 años. La bobada de 44 años consagrados a su club del alma: del anonimato a la Champions League y a la cima del futbol galo.
Los medios fuera de Francia siempre ignoran a Guy Roux y se decantan por el mediático Alex Ferguson. Pero lo del francés es de otro nivel; es una historia sin precedentes en la historia del fútbol.
Como técnico era un motivador, pero sobre todo un padre para sus jóvenes promesas. Tenía un olfato agudo para supervisarlos. Muchas veces fue a las discotecas a pescar a los rebeldes que se escapaban.
Basile Boli cuenta que solía pegarse sus escapadas en moto a medianoche. Un día, cual sería su sorpresa cuando al intentar arrancar notó que un candado había sido puesto en una llanta. Guy Roux apareció y le dijo: "No más rumba".
Un grande.
El Club de Auxerre, en ese entonces quebrado y en la cuarta división, decide ahorrarse unos pesitos y darle una oportunidad al joven Guy. No sabían que de esta manera iba a empezar un matrimonio de… 44 años.
Los inicios fueron complicados: el ascenso a la tercera división le tomó 8 años y al conseguirlo en 1969, decide colgar los guayos para ser entrenador a tiempo completo.
A punta de trabajo y una entrega total, para 1980 ya estaba en la primera división francesa: empezaba lo bueno. Para ese entonces, Guy Roux ya cosechaba los años de trabajo y sacrificio: tenía una hinchada, un centro de formación, un estadio. Gran formador, promovió talentos sin par como Eric Cantona, Basile Boli, Djibril Cissé, Philippe Méxes entre otros.
En 1996 es campeón de Francia y su equipo se vuelve protagonista de las competiciones europeas: semifinalista de la Copa Uefa y alcanza los cuartos de la Champions un año después.
Su idilio continuaría hasta 2005, cuando decide retirarse a los 67 años. La bobada de 44 años consagrados a su club del alma: del anonimato a la Champions League y a la cima del futbol galo.
Los medios fuera de Francia siempre ignoran a Guy Roux y se decantan por el mediático Alex Ferguson. Pero lo del francés es de otro nivel; es una historia sin precedentes en la historia del fútbol.
Como técnico era un motivador, pero sobre todo un padre para sus jóvenes promesas. Tenía un olfato agudo para supervisarlos. Muchas veces fue a las discotecas a pescar a los rebeldes que se escapaban.
Basile Boli cuenta que solía pegarse sus escapadas en moto a medianoche. Un día, cual sería su sorpresa cuando al intentar arrancar notó que un candado había sido puesto en una llanta. Guy Roux apareció y le dijo: "No más rumba".
Un grande.