
A principios del Siglo XX Noruega era un país que recién transitaba sus primeros pasos como un estado independiente. En ese contexto creció Asbjorn Halvorsen, hijo de un panadero. Por unos pocos kilómetros y "Assi", como llamaban a Halvorsen, hubiera nacido en Suecia y quizá no estaríamos contando esta historia. Desde pequeño Assi demostró una gran destreza con la pelota de un nuevo deporte que se tomaba con fuerza el mundo por aquellos días: el fútbol.
Ya siendo un adolescente, Halvorssen, fichó por el Sapsborg, el equipo de su ciudad natal. Era un armador nato, puro talento. No tardó en convertirse en una estrella y ser llamado, con tan solo 19 años, para representar a su país con el que disputó los Olímpicos de Amberes, Bélgica. Pese a su temprana fama, Assi, nunca olvidó sus humildes orígenes y se mostró siempre identificado con los movimientos obreros, que para la época estaban dando mucho de qué hablar.
Un día el noruego fue fichado por el Hamburgo alemán. Allí conocería a Otto Harder. Tull, como era apodado Harder, un delantero letal que pese a su 1.90 de estatura era veloz y hábil. Tull había combatido en la I Guerra Mundial siendo un adolescente y era parte de la generación de alemanes que se sentía humillada por el Tratado de Versalles, aunque eso no le impidió retomar su carrera como futbolista.
Hasta entonces el Hamburgo nunca había conquistado el campeonato alemán, pero esperaba que la dupla Harder - Halvorsen los llevara a la gloria y así fue; los campeonatos de 1922 y 1923 fueron ganados por los Rothosen de la mano de Tull y Assi.
Pero la sociedad no era sólo dentro de la cancha; el alemán y el noruego formaron una fuerte amistad pese a las muchas cosas que los separaban; Tull era conocido por sus excesos, frecuente visitante de los burdeles del distrito de Sankt Pauli, era una estrella, un atorrante, inspiró una película y era un entusiasta seguidor del naciente nacional socialismo alemán; Assi, por su parte, era tímido, casado, un hombre de hogar que se rehusaba frecuentemente a las fiestas y una persona fuertemente identificada con la izquierda.
Cuando Hitler se hizo con el poder en 1933 ya el Hamburgo había adherido al ideario Nazi. Pronto las oficinas y el estadio el club estaban atestados de símbolos nacional socialistas. Para aquel tiempo Harder ya había colgado las botas y se había vuelto un miembro activo del Partido Nazi; era el afiliado 1.345.616.del partido. Su rostro conocido hacía que Goebbels se derritiera con las posibilidades de explotar su imagen en pro de la causa nazi.
Para Halvorsen, la llegada de los nazis al poder, fue un duro golpe. Ya al borde del retiro, un día, Assi se negó a realizar el saludo romano en los actos protocolarios de un partido, por lo que el club lo “invitó” a retirarse, le entregó una placa y lo envió de regreso a Noruega. Su amigo, Otto Harder, lo despidió emotivamente en la estación de trenes de Hamburgo. De regreso a su país, Assi, se vincula con la Federación Noruega de Fútbol. Su misión: conducir el seleccionado que participará en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
Noruega tendrá que enfrentar a Alemania en cuartos de final. Adolf Hitler está en la cancha; se dice que este fue el único partido de fútbol al que asistió el fürer. Noruega, dirigida por Halvorsen, se impone sorpresivamente 2-0 ante el cuadro local. Una bofetada para los alemanes que contaban como segura la presea dorada en fútbol. Al final los nórdicos se quedarían con el bronce, el logro más importante de un seleccionado de fútbol noruego hasta nuestros días.
1939, el mundo se enfrenta al comienzo de una pesadilla. Con el estallido de la guerra, Tull, se enrola en el ejército alemán, pero por su avanzada edad no lo envían a combatir; será asignado a diferentes campos de concentración.
En 1940 Alemania invade Noruega. Assi se vuelve un feroz opositor al régimen nazi; desde su posición como manager de la Selección Noruega boicotea los intentos de los alemanes de organizar competiciones futbolísticas en suelo noruego, se niega a decorar los estadios del país con la simbología nazi, impide que el delegado de Hitler se siente en el palco de la familia real durante la final de la Copa Noruega y reparte panfletos en contra de la ocupación. Las actividades de Halvorsen no pasan inadvertidas por parte de la Gestapo y en 1942 es detenido y enviado a Hatzweiler, un campo de concentración.
Allí es reconocido por los guardias que le dan un trato “especial”. El noruego trata de explotar su condición de ídolo en pro de sus compañeros; consigue, por ejemplo, que les den raciones más grandes de comida.
En 1945 el final de la guerra trae finales opuestos para los protagonistas de esta historia: libertad para el prisionero y presidio para el carcelero; Assi es liberado, enfermo, al borde de la muerte, irreconocible, presidirá la Federación de su país hasta su muerte; Tull es capturado por el ejército británico, es condenado a 16 años de cárcel, se defiende diciendo que sólo obedecía órdenes, sólo pagará 4 años de prisión.
No se sabe con exactitud si Harder y Harvorsen se encontraron de nuevo después de la guerra. El mito dice que lo hicieron en el partido que enfrentó a alemanes y noruegos en Hamburgo , en el marco de las eliminatorias para el mundial de 1954. Cierto es que Assí asistió al encuentro en calidad de presidente de la Federación Noruega y que el técnico alemán, Sepp Herberger, le pidió disculpas en nombre de todo el pueblo alemán. Dice la leyenda que Assi y Tull compartieron un banquete y se dieron un fuerte abrazo rememorando los abrazos que se daban después de que Assi dejara a Tull de cara a la portería para que éste anotara.
Ya siendo un adolescente, Halvorssen, fichó por el Sapsborg, el equipo de su ciudad natal. Era un armador nato, puro talento. No tardó en convertirse en una estrella y ser llamado, con tan solo 19 años, para representar a su país con el que disputó los Olímpicos de Amberes, Bélgica. Pese a su temprana fama, Assi, nunca olvidó sus humildes orígenes y se mostró siempre identificado con los movimientos obreros, que para la época estaban dando mucho de qué hablar.
Un día el noruego fue fichado por el Hamburgo alemán. Allí conocería a Otto Harder. Tull, como era apodado Harder, un delantero letal que pese a su 1.90 de estatura era veloz y hábil. Tull había combatido en la I Guerra Mundial siendo un adolescente y era parte de la generación de alemanes que se sentía humillada por el Tratado de Versalles, aunque eso no le impidió retomar su carrera como futbolista.
Hasta entonces el Hamburgo nunca había conquistado el campeonato alemán, pero esperaba que la dupla Harder - Halvorsen los llevara a la gloria y así fue; los campeonatos de 1922 y 1923 fueron ganados por los Rothosen de la mano de Tull y Assi.
Pero la sociedad no era sólo dentro de la cancha; el alemán y el noruego formaron una fuerte amistad pese a las muchas cosas que los separaban; Tull era conocido por sus excesos, frecuente visitante de los burdeles del distrito de Sankt Pauli, era una estrella, un atorrante, inspiró una película y era un entusiasta seguidor del naciente nacional socialismo alemán; Assi, por su parte, era tímido, casado, un hombre de hogar que se rehusaba frecuentemente a las fiestas y una persona fuertemente identificada con la izquierda.
Cuando Hitler se hizo con el poder en 1933 ya el Hamburgo había adherido al ideario Nazi. Pronto las oficinas y el estadio el club estaban atestados de símbolos nacional socialistas. Para aquel tiempo Harder ya había colgado las botas y se había vuelto un miembro activo del Partido Nazi; era el afiliado 1.345.616.del partido. Su rostro conocido hacía que Goebbels se derritiera con las posibilidades de explotar su imagen en pro de la causa nazi.
Para Halvorsen, la llegada de los nazis al poder, fue un duro golpe. Ya al borde del retiro, un día, Assi se negó a realizar el saludo romano en los actos protocolarios de un partido, por lo que el club lo “invitó” a retirarse, le entregó una placa y lo envió de regreso a Noruega. Su amigo, Otto Harder, lo despidió emotivamente en la estación de trenes de Hamburgo. De regreso a su país, Assi, se vincula con la Federación Noruega de Fútbol. Su misión: conducir el seleccionado que participará en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
Noruega tendrá que enfrentar a Alemania en cuartos de final. Adolf Hitler está en la cancha; se dice que este fue el único partido de fútbol al que asistió el fürer. Noruega, dirigida por Halvorsen, se impone sorpresivamente 2-0 ante el cuadro local. Una bofetada para los alemanes que contaban como segura la presea dorada en fútbol. Al final los nórdicos se quedarían con el bronce, el logro más importante de un seleccionado de fútbol noruego hasta nuestros días.
1939, el mundo se enfrenta al comienzo de una pesadilla. Con el estallido de la guerra, Tull, se enrola en el ejército alemán, pero por su avanzada edad no lo envían a combatir; será asignado a diferentes campos de concentración.
En 1940 Alemania invade Noruega. Assi se vuelve un feroz opositor al régimen nazi; desde su posición como manager de la Selección Noruega boicotea los intentos de los alemanes de organizar competiciones futbolísticas en suelo noruego, se niega a decorar los estadios del país con la simbología nazi, impide que el delegado de Hitler se siente en el palco de la familia real durante la final de la Copa Noruega y reparte panfletos en contra de la ocupación. Las actividades de Halvorsen no pasan inadvertidas por parte de la Gestapo y en 1942 es detenido y enviado a Hatzweiler, un campo de concentración.
Allí es reconocido por los guardias que le dan un trato “especial”. El noruego trata de explotar su condición de ídolo en pro de sus compañeros; consigue, por ejemplo, que les den raciones más grandes de comida.
En 1945 el final de la guerra trae finales opuestos para los protagonistas de esta historia: libertad para el prisionero y presidio para el carcelero; Assi es liberado, enfermo, al borde de la muerte, irreconocible, presidirá la Federación de su país hasta su muerte; Tull es capturado por el ejército británico, es condenado a 16 años de cárcel, se defiende diciendo que sólo obedecía órdenes, sólo pagará 4 años de prisión.
No se sabe con exactitud si Harder y Harvorsen se encontraron de nuevo después de la guerra. El mito dice que lo hicieron en el partido que enfrentó a alemanes y noruegos en Hamburgo , en el marco de las eliminatorias para el mundial de 1954. Cierto es que Assí asistió al encuentro en calidad de presidente de la Federación Noruega y que el técnico alemán, Sepp Herberger, le pidió disculpas en nombre de todo el pueblo alemán. Dice la leyenda que Assi y Tull compartieron un banquete y se dieron un fuerte abrazo rememorando los abrazos que se daban después de que Assi dejara a Tull de cara a la portería para que éste anotara.