Messi lo driblaría; el arquero lo sabría y, con afán, se anticiparía; Neuer lo desafiaría con la mirada, lo invitaría a su área. "Lio" surcaría ese mar prohibido cauteloso antes de acelerar, dejando un tsunami detrás, pero el alemán no se iba a dejar...
Buffon lo vería a Cristiano Ronaldo y pensaría: "Hace 10 años me hubiera intentado sacar; pero hoy es más clínico y es probable que vaya a fusilar." El portugués arranca y entiende que Buffon no va a salir achicar; lo está invitando a un duelo de vaqueros, al cual accede...
Chilavert le mostraría a Batistuta el Bulldog de su buzo: "Bati, hoy no; hoy gano yo." Gabriel Omar miraría fijo el balón. Desde las tribunas, intuimos el guión de la película: "Bati" no es un driblador; "Chila" lo sabe. Será una cuestión de saber si esa capa de ozono puede resistir la cólera de una lluvia de asteroides...
Romario llegaría displicente a cobrar, seguramente enguayabado pero dispuesto a demostrar que a un vago genio se le debe aguantar. No correría; caminaría. ¿Quién tiene el control? Pues quién tiene el balón. Yo mando. Se le metería al arquero en la cabeza provocándolo a la distancia... antes de soltar virtuoso puntazo calidoso que entra en cámara lenta.
Ronaldinho vs Higuita sería el duelo de lo impredecible. Se establecería un duelo de miradas; un pacto de artistas de cómo dirimir este asunto. Quién gane sería lo de menos; el juego sería dibujar la obra de arte más hermosa jamás vista. Cómplices, definirían las reglas: "Sólo se vale si me haces gol de bicicleta y yo sólo puedo sacarla con mi aguijón del Escorpión".
Buffon lo vería a Cristiano Ronaldo y pensaría: "Hace 10 años me hubiera intentado sacar; pero hoy es más clínico y es probable que vaya a fusilar." El portugués arranca y entiende que Buffon no va a salir achicar; lo está invitando a un duelo de vaqueros, al cual accede...
Chilavert le mostraría a Batistuta el Bulldog de su buzo: "Bati, hoy no; hoy gano yo." Gabriel Omar miraría fijo el balón. Desde las tribunas, intuimos el guión de la película: "Bati" no es un driblador; "Chila" lo sabe. Será una cuestión de saber si esa capa de ozono puede resistir la cólera de una lluvia de asteroides...
Romario llegaría displicente a cobrar, seguramente enguayabado pero dispuesto a demostrar que a un vago genio se le debe aguantar. No correría; caminaría. ¿Quién tiene el control? Pues quién tiene el balón. Yo mando. Se le metería al arquero en la cabeza provocándolo a la distancia... antes de soltar virtuoso puntazo calidoso que entra en cámara lenta.
Ronaldinho vs Higuita sería el duelo de lo impredecible. Se establecería un duelo de miradas; un pacto de artistas de cómo dirimir este asunto. Quién gane sería lo de menos; el juego sería dibujar la obra de arte más hermosa jamás vista. Cómplices, definirían las reglas: "Sólo se vale si me haces gol de bicicleta y yo sólo puedo sacarla con mi aguijón del Escorpión".