
Cuando alguien me pregunta por qué a los “gringos” no les gusta el fútbol siempre pongo la misma tarea: vea el capítulo de Los Simpson en el cual México y Portugal van a jugar un amistoso a Sprigfield para “por fin determinar cuál es el país más grande del mundo”. Sólo debe ver los 5 primeros minutos y lo entenderá.
Y es que el capítulo contiene una genial crítica al ‘soccer’, como lo llaman en Estados Unidos. Desde que el encuentro es anunciado por TV y una voz en off anuncia: “¡Veremos todo!; muchas patadas, pocas anotaciones y empates, por supuesto”. Por eso la propuesta de Van Basten de eliminar los empates en el fútbol a través de la forma que se inventó la MLS hace unos años tiene que ver con esa vieja lucha de la FIFA por hacer que el fútbol sea aceptado en el país del Tío Sam.
Pero la cosa continúa. Cuando la misma voz anuncia las estrellas, todas ficticias, que estarán en el partido, Homero dice: “Bah, no conozco a ninguno de esos”. Y es que en el país norteamericano muchos a duras penas conocen a Cristiano por haberse enredado hace unos años con Paris Hilton. Ellos tienen sus propias estrellas. Esos que juegan en Europa les parecen muy lejanos.
La familia Simpson decide asistir al encuentro y se puede ver a Pelé quien sale al campo de juego y micrófono en mano anuncia un producto para la cocina, inmediatamente, y sin decir o hacer nada más, le entregan una bolsa repleta de dinero.
El partido comienza y México mueve el balón de un lado a otro sin pasar la mitad de la cancha, Portugal no hace nada por recuperar el esférico. Un exaltado Krusty grita desde la tribuna: “¡A ver, bultos, hagan algo!” A continuación se puede ver a Kent Brockman, el presentador de noticias, muy aburrido narrando el partido, contrario de su colega brasileño, quien al mejor estilo del Cantante del Gol, narra el partido a toda velocidad y dando alaridos pese a que en el terreno de juego no sucede nada.
Por último, el aburrido encuentro desata una pelea en las tribunas que se extiende a toda la ciudad, llevando la inseguridad a Springfield. El resto del capítulo ya no tiene que ver directamente con el fútbol, contiene eso sí una mordaz crítica al porte de armas en Estados Unidos
Se podría afirmar, de acuerdo a este episodio, que a los gringos no les gusta el fútbol, porque; es un deporte de pocas anotaciones, de ahí también la propuesta esa de quitar el fuera de juego, una locura; porque permite el empate, lo que es aburrido para ellos y; porque tienen una percepción de asociarlo con la violencia. En todo caso, no saben de lo que se pierden.
Y es que el capítulo contiene una genial crítica al ‘soccer’, como lo llaman en Estados Unidos. Desde que el encuentro es anunciado por TV y una voz en off anuncia: “¡Veremos todo!; muchas patadas, pocas anotaciones y empates, por supuesto”. Por eso la propuesta de Van Basten de eliminar los empates en el fútbol a través de la forma que se inventó la MLS hace unos años tiene que ver con esa vieja lucha de la FIFA por hacer que el fútbol sea aceptado en el país del Tío Sam.
Pero la cosa continúa. Cuando la misma voz anuncia las estrellas, todas ficticias, que estarán en el partido, Homero dice: “Bah, no conozco a ninguno de esos”. Y es que en el país norteamericano muchos a duras penas conocen a Cristiano por haberse enredado hace unos años con Paris Hilton. Ellos tienen sus propias estrellas. Esos que juegan en Europa les parecen muy lejanos.
La familia Simpson decide asistir al encuentro y se puede ver a Pelé quien sale al campo de juego y micrófono en mano anuncia un producto para la cocina, inmediatamente, y sin decir o hacer nada más, le entregan una bolsa repleta de dinero.
El partido comienza y México mueve el balón de un lado a otro sin pasar la mitad de la cancha, Portugal no hace nada por recuperar el esférico. Un exaltado Krusty grita desde la tribuna: “¡A ver, bultos, hagan algo!” A continuación se puede ver a Kent Brockman, el presentador de noticias, muy aburrido narrando el partido, contrario de su colega brasileño, quien al mejor estilo del Cantante del Gol, narra el partido a toda velocidad y dando alaridos pese a que en el terreno de juego no sucede nada.
Por último, el aburrido encuentro desata una pelea en las tribunas que se extiende a toda la ciudad, llevando la inseguridad a Springfield. El resto del capítulo ya no tiene que ver directamente con el fútbol, contiene eso sí una mordaz crítica al porte de armas en Estados Unidos
Se podría afirmar, de acuerdo a este episodio, que a los gringos no les gusta el fútbol, porque; es un deporte de pocas anotaciones, de ahí también la propuesta esa de quitar el fuera de juego, una locura; porque permite el empate, lo que es aburrido para ellos y; porque tienen una percepción de asociarlo con la violencia. En todo caso, no saben de lo que se pierden.