
Esta mañana, en pleno Transmilenio, maldije al árbitro. Escuchaba Caracol Radio y no podía creer que un coreano le hubiese metido una “cachetada” a James, tal cómo lo describía Iván Mejía y sus acólitos de la transmisión. Es que me la imaginaba y me daba piedra, indignación. ¡Atrevidos! No sólo eso; estábamos ante un árbitro “ladrón” y “perverso”.(¿Y el gesto de Cardona? Re-chistoso, atacados de la risa.)
De ahí mi malestar al llegar al trabajo. Busqué la jugada y no lo podía creer: fue una vulgar simulación de James. Mal intencionada, tramposa, llena de “malicia”. Me sentí burlado: ¿Por qué en la transmisión de Caracol nadie tuvo los pantalones para decir la verdad? ¿Al menos algo de mesura, algo como "Cuidado, no la vi clara, falta ver la repetición"? Nadie tuvo esa grandeza. Ni el bravero de Iván que dice no tener “pelos” en la lengua, ni Cesar Augusto y su supuesta “objetividad”: nadie. Al menos una rectificación post-mortem.
Quise indagar si en la transmisión de Televisión había sucedido lo mismo. Albergaba algo de esperanza: quizás Javier Hernández Bonnet en un arrebato de lucidez lograba plantear un juicio “objetivo”. No, lejos de ahí:
“El capitán (coreano) tiene licencia para todo en este partido… ¡ah! La reacción del capitán es … Ya tiene el capitán dos faltas graves: una el pisotón a Aguilar y ahora esta a James Rodriguez (?). Lo que menos conviene es que Colombia se meta en este tipo de fricciones. Este árbitro lo único que hace es conversar.”
¿Qué está sucediendo en este país? ¿Es prohibido criticar a nuestros ídolos? ¿Es acaso “anti-patriótico”?
¿Debemos todos como país aplaudir y defender la trampa cuando la hacen los nuestros? ¿Es eso el patriotismo?
¿Hacernos los de la vista gorda cuando nos favorece, cuando la “malicia” la hacemos nosotros?
No sé ustedes, pero para mí, eso no es patriotismo. Para mí, más que la Selección Colombia saliera campeona del mundo con 8 goles en fuera de lugar y 9 penaltis inexistentes obtenidos con “malicia”, prima el fútbol.
El fútbol, hay que limpiarlo de estas canalladas. Sea Messi, Cristiano o James. No importa. Hay que limpiarlo de estas canalladas.
Hoy, perdí el poco de respeto que les tenía a los señores antes mencionados. Colombia tiene el periodismo que se merece.
De ahí mi malestar al llegar al trabajo. Busqué la jugada y no lo podía creer: fue una vulgar simulación de James. Mal intencionada, tramposa, llena de “malicia”. Me sentí burlado: ¿Por qué en la transmisión de Caracol nadie tuvo los pantalones para decir la verdad? ¿Al menos algo de mesura, algo como "Cuidado, no la vi clara, falta ver la repetición"? Nadie tuvo esa grandeza. Ni el bravero de Iván que dice no tener “pelos” en la lengua, ni Cesar Augusto y su supuesta “objetividad”: nadie. Al menos una rectificación post-mortem.
Quise indagar si en la transmisión de Televisión había sucedido lo mismo. Albergaba algo de esperanza: quizás Javier Hernández Bonnet en un arrebato de lucidez lograba plantear un juicio “objetivo”. No, lejos de ahí:
“El capitán (coreano) tiene licencia para todo en este partido… ¡ah! La reacción del capitán es … Ya tiene el capitán dos faltas graves: una el pisotón a Aguilar y ahora esta a James Rodriguez (?). Lo que menos conviene es que Colombia se meta en este tipo de fricciones. Este árbitro lo único que hace es conversar.”
¿Qué está sucediendo en este país? ¿Es prohibido criticar a nuestros ídolos? ¿Es acaso “anti-patriótico”?
¿Debemos todos como país aplaudir y defender la trampa cuando la hacen los nuestros? ¿Es eso el patriotismo?
¿Hacernos los de la vista gorda cuando nos favorece, cuando la “malicia” la hacemos nosotros?
No sé ustedes, pero para mí, eso no es patriotismo. Para mí, más que la Selección Colombia saliera campeona del mundo con 8 goles en fuera de lugar y 9 penaltis inexistentes obtenidos con “malicia”, prima el fútbol.
El fútbol, hay que limpiarlo de estas canalladas. Sea Messi, Cristiano o James. No importa. Hay que limpiarlo de estas canalladas.
Hoy, perdí el poco de respeto que les tenía a los señores antes mencionados. Colombia tiene el periodismo que se merece.