"El juego que ustedes están a punto de ver es la exhibición de fútbol más estúpida, lamentable, asquerosa y desgraciada en la historia del deporte. Esta es la primera vez que ambas selecciones se enfrentaban y esperamos que sea la última. El lema nacional de Chile es "Por la razón o la fuerza". Hoy, los chilenos no estaban listos para ser razonables, los italianos solo usaron la fuerza y el resultado es un desastre para la Copa Mundo. Si la Copa Mundo quiere sobrevivir, algo se debe hacer con los equipos que juegan así. De hecho, después de ver la película esta noche, quizás usted en casa piense que equipos que juegan de esta manera deben ser expulsados inmediatamente del torneo". Así comenzaba la transmisión de un partido por la BBC, en diferido, del mundial de Chile 1962.
Hace 55 años Chile organizaba el mundial de 1962 dos años después de sufrir el terremoto más fuerte jamás registrado lo que cambió muchos planes ya que varias ciudades tuvieron que declinar la oportunidad de ser sede de algún partido. Pero incluso en 1956, cuando se le dio la sede a Chile sobre Argentina, alguien dijo "ese país queda en el fin del mundo, no tienen nada" a lo que Carlos Dittborn, una de las cabezas visibles en la organización de Chile 1962, respondió "“Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”. Chile en medio de las dificultades de una tragedia natural, estaba listo para albergar el mundial: Carlos Dittborn murió un mes antes del puntapié inicial.
Mientras Chile salía adelante, un par de periodistas italianos describieron a Santiago como una cloaca, una ciudad donde los teléfonos no servían, donde los taxis eran tan escasos como los maridos fieles y la población era propensa a la desnutrición, analfabetismo, alcoholismo y miseria y donde la prostitución se había tomado barrios enteros. Naturalmente este artículo llamado "Santiago, el confín del mundo: La infinita tristeza de la capital chilena" escrito por Antonio Ghirelli y Corrado Pizzinelli no cayó nada bien. A ambos les tocó abandonar Santiago en pocos días, pero el ánimo no se calmó.
El mundial estaba caliente: hubo 69 tiros libres directos e indirectos en el partido Argentina vs. Bulgaria, a un colombiano le habían roto las costillas, italianos y alemanes jugaron de manera tan violenta que lo mejor era ni acercase al balón, un jugador yugoslavo le partió una pierna a un soviético (la FIFA no hizo nada pero la Federación Yugoslava lo suspendió un año). De hecho la herida causada por el yugo en el ruso, degeneró en un sarcoma que eventualmente produjo un cáncer que llevó a Dubinsky, el soviético, a la tumba 7 años después.
Y se vino el Italia Chile hoy hace 55 años. Los azzurri no podían perder y los australes estaban más que decididos en vengar la honra manchada de su nación, por la razón o la fuerza. A los 12 segundos ya se pitó una falta, las provocaciones se multiplicaban. El italiano Giorgio Ferrini respondió y a los 4 minutos de juego fue expulsado: se rehusó a salir de la cancha y tuvo que ser sacado por los gendarmes y el partido se retrasó 10 minutos. Leonel Sánchez y el italiano Mario David, estaban en la disputa por el balón: Leonel cayó y David lo pateó estando Sánchez en el suelo, y el chileno, hijo de un boxeador, le dio un gancho de izquierda. Minutos después David le dio a Sánchez una patada en la nuca. Y esos fueron algunos de los muchos hechos violentos en el partido que incluyeron la nariz rota del oriundi Humberto Maschio Al final el equipo de la estrella solitaria se impuso por 2 a 0. Fue la Batalla de Santiago, un hecho violento y vergonzoso.
El prólogo del partido dejó heridas abiertas. A los italianos les prohibían la entrada en los bares en Chile, e incluso los entrenamientos del equipo azzurri estaban vigilados por miembros de las fuerzas armadas temerosos de algún chileno desadaptado (aunque Italia no pasaría de primera ronda). Al otro lado del Atlántico, la policía tuvo que custodiar en Roma la embajada de Chile. El árbitro inglés Ashton quedó ante el mundo como un pusilánime.
Como dato curioso el árbitro Kenneth Aston sería el que inventó la tarjeta amarilla y tarjeta roja (hasta antes de México 1970 todo era verbal). El juez de línea por su parte merece una historia aparte.
Hace 55 años Chile organizaba el mundial de 1962 dos años después de sufrir el terremoto más fuerte jamás registrado lo que cambió muchos planes ya que varias ciudades tuvieron que declinar la oportunidad de ser sede de algún partido. Pero incluso en 1956, cuando se le dio la sede a Chile sobre Argentina, alguien dijo "ese país queda en el fin del mundo, no tienen nada" a lo que Carlos Dittborn, una de las cabezas visibles en la organización de Chile 1962, respondió "“Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”. Chile en medio de las dificultades de una tragedia natural, estaba listo para albergar el mundial: Carlos Dittborn murió un mes antes del puntapié inicial.
Mientras Chile salía adelante, un par de periodistas italianos describieron a Santiago como una cloaca, una ciudad donde los teléfonos no servían, donde los taxis eran tan escasos como los maridos fieles y la población era propensa a la desnutrición, analfabetismo, alcoholismo y miseria y donde la prostitución se había tomado barrios enteros. Naturalmente este artículo llamado "Santiago, el confín del mundo: La infinita tristeza de la capital chilena" escrito por Antonio Ghirelli y Corrado Pizzinelli no cayó nada bien. A ambos les tocó abandonar Santiago en pocos días, pero el ánimo no se calmó.
El mundial estaba caliente: hubo 69 tiros libres directos e indirectos en el partido Argentina vs. Bulgaria, a un colombiano le habían roto las costillas, italianos y alemanes jugaron de manera tan violenta que lo mejor era ni acercase al balón, un jugador yugoslavo le partió una pierna a un soviético (la FIFA no hizo nada pero la Federación Yugoslava lo suspendió un año). De hecho la herida causada por el yugo en el ruso, degeneró en un sarcoma que eventualmente produjo un cáncer que llevó a Dubinsky, el soviético, a la tumba 7 años después.
Y se vino el Italia Chile hoy hace 55 años. Los azzurri no podían perder y los australes estaban más que decididos en vengar la honra manchada de su nación, por la razón o la fuerza. A los 12 segundos ya se pitó una falta, las provocaciones se multiplicaban. El italiano Giorgio Ferrini respondió y a los 4 minutos de juego fue expulsado: se rehusó a salir de la cancha y tuvo que ser sacado por los gendarmes y el partido se retrasó 10 minutos. Leonel Sánchez y el italiano Mario David, estaban en la disputa por el balón: Leonel cayó y David lo pateó estando Sánchez en el suelo, y el chileno, hijo de un boxeador, le dio un gancho de izquierda. Minutos después David le dio a Sánchez una patada en la nuca. Y esos fueron algunos de los muchos hechos violentos en el partido que incluyeron la nariz rota del oriundi Humberto Maschio Al final el equipo de la estrella solitaria se impuso por 2 a 0. Fue la Batalla de Santiago, un hecho violento y vergonzoso.
El prólogo del partido dejó heridas abiertas. A los italianos les prohibían la entrada en los bares en Chile, e incluso los entrenamientos del equipo azzurri estaban vigilados por miembros de las fuerzas armadas temerosos de algún chileno desadaptado (aunque Italia no pasaría de primera ronda). Al otro lado del Atlántico, la policía tuvo que custodiar en Roma la embajada de Chile. El árbitro inglés Ashton quedó ante el mundo como un pusilánime.
Como dato curioso el árbitro Kenneth Aston sería el que inventó la tarjeta amarilla y tarjeta roja (hasta antes de México 1970 todo era verbal). El juez de línea por su parte merece una historia aparte.