
Los ingleses respiran tanto fútbol, que la pelota rompió desde un principio con las clases sociales: la Copa F.A, fundada en 1871, congregaría siempre a todos (todos) los equipos del país, sin importar su riqueza o división.
Esa es su magia: un equipo amateur de panaderos, taxistas y albañiles puede soñar porque todos los caminos, sea usted el Manchester United o el Maidenhead, llevan a Wembley.
Y es que Inglaterra tiene hoy un sistema con 10 (si, ¡10!) divisiones donde más de 700 equipos participan anualmente a la cita de siempre: la gloriosa F.A Cup. ¡Eso es un país futbolero!
Como en la vida, a los pobres les toca más duro. Los equipos amateur (divisiones 5 a 10) son los estratos más bajos de la pirámide. Ellos son los que empiezan el baile, en el anonimato, en agosto. Se eliminan entre sí por ese enorme privilegio que es enfrentar a los profesionales (divisiones 1-4). Ellos son los vigilantes, los aseadores, los profesores, los cocineros: los soñadores.
Como en la vida, a los más pudientes les toca más fácil. Los equipos de la Premier League entran a participar seis meses (¡6!) después, en enero, cuando de 700 sólo quedan 64 equipos . Son los estratos más altos, los ricos, los de las mejores universidades, los de los diplomas, las maestrías y los doctorados, los de los apellidos a quienes se les garantizan privilegios.
Como en la vida, no le puedo mentir por más que quiera: ganan los ricos.
En 147 años, sólo ocho (8) equipos (el 5%) ganaron la Copa F.A sin pertenecer a la primera divisíón: Notts County (1894); Tottenham Hotspur (1901); Wolverhampton (1908); Barnsley (1912); West Bromwich (1931); Sunderland (1973), Southampton (1976) y West Ham (1980). Todos fueron de segunda división, excepto el Tottenham en 1901, que jugaba en la tercera división de la época.
Pero…
Como en la vida, abundan momentos, instancias precisas, donde los pobres, los humildes, vencieron a los ricos, a los pudientes. ¡Abundan!
Se les conoce como “giant killings”, porque son precisamente eso: victorias de David contra Goliath. Han sido tantas, que se han vuelto parte del folclor de la F.A Cup. El pobre puede que no llegue hasta el final, pero vende su dignidad caro, muy caro. El humilde vive de la imaginación que muchas veces manifiesta en la realidad: va más allá de su resignación y se le para al equipo rico, ganándole a punta de malicia. Es la magia de la Copa F.A: ver caer a un opulento equipo de la Premier League ante un equipo de panaderos.
Los ingleses lo tienen tan calculado que manejan hasta porcentajes. En la Copa F.A hay un 40.3% de probabilidades de que al menos un equipo cuatro “estratos” (divisiones) inferior logre dar una sorpresa.
Como en la vida.
Donde los pobres siempre es a dar la sorpresa y lo logran, asi sea una minoría.
Usted, que llegó hasta al final de este relato, que quizás salió de una universidad de “garaje” como les llaman los ricos de los Andes y la Javeriana que tienen todo servido, créase el cuento: juegue el partido. Con dignidad.
Usted, que la vida le dio duro, lo privó de oportunidades y lo tiene comiendo mierda. Créase el cuento, que todas las rutas llevan a Wembley y se puede soñar.
La vida es como la Copa F.A: juégueles el partido de tú a tú y busque ser ese 5% que logra hacer historia aun cuando bien todo está en su contra.
Esa es su magia: un equipo amateur de panaderos, taxistas y albañiles puede soñar porque todos los caminos, sea usted el Manchester United o el Maidenhead, llevan a Wembley.
Y es que Inglaterra tiene hoy un sistema con 10 (si, ¡10!) divisiones donde más de 700 equipos participan anualmente a la cita de siempre: la gloriosa F.A Cup. ¡Eso es un país futbolero!
Como en la vida, a los pobres les toca más duro. Los equipos amateur (divisiones 5 a 10) son los estratos más bajos de la pirámide. Ellos son los que empiezan el baile, en el anonimato, en agosto. Se eliminan entre sí por ese enorme privilegio que es enfrentar a los profesionales (divisiones 1-4). Ellos son los vigilantes, los aseadores, los profesores, los cocineros: los soñadores.
Como en la vida, a los más pudientes les toca más fácil. Los equipos de la Premier League entran a participar seis meses (¡6!) después, en enero, cuando de 700 sólo quedan 64 equipos . Son los estratos más altos, los ricos, los de las mejores universidades, los de los diplomas, las maestrías y los doctorados, los de los apellidos a quienes se les garantizan privilegios.
Como en la vida, no le puedo mentir por más que quiera: ganan los ricos.
En 147 años, sólo ocho (8) equipos (el 5%) ganaron la Copa F.A sin pertenecer a la primera divisíón: Notts County (1894); Tottenham Hotspur (1901); Wolverhampton (1908); Barnsley (1912); West Bromwich (1931); Sunderland (1973), Southampton (1976) y West Ham (1980). Todos fueron de segunda división, excepto el Tottenham en 1901, que jugaba en la tercera división de la época.
Pero…
Como en la vida, abundan momentos, instancias precisas, donde los pobres, los humildes, vencieron a los ricos, a los pudientes. ¡Abundan!
Se les conoce como “giant killings”, porque son precisamente eso: victorias de David contra Goliath. Han sido tantas, que se han vuelto parte del folclor de la F.A Cup. El pobre puede que no llegue hasta el final, pero vende su dignidad caro, muy caro. El humilde vive de la imaginación que muchas veces manifiesta en la realidad: va más allá de su resignación y se le para al equipo rico, ganándole a punta de malicia. Es la magia de la Copa F.A: ver caer a un opulento equipo de la Premier League ante un equipo de panaderos.
Los ingleses lo tienen tan calculado que manejan hasta porcentajes. En la Copa F.A hay un 40.3% de probabilidades de que al menos un equipo cuatro “estratos” (divisiones) inferior logre dar una sorpresa.
Como en la vida.
Donde los pobres siempre es a dar la sorpresa y lo logran, asi sea una minoría.
Usted, que llegó hasta al final de este relato, que quizás salió de una universidad de “garaje” como les llaman los ricos de los Andes y la Javeriana que tienen todo servido, créase el cuento: juegue el partido. Con dignidad.
Usted, que la vida le dio duro, lo privó de oportunidades y lo tiene comiendo mierda. Créase el cuento, que todas las rutas llevan a Wembley y se puede soñar.
La vida es como la Copa F.A: juégueles el partido de tú a tú y busque ser ese 5% que logra hacer historia aun cuando bien todo está en su contra.