Esa, es una mirada de encantador de serpientes, de domador de leones. Los hipnotizaba; se anticipaba. Antes de que llegaran a insultarlo, Pierluigi Collina ya los ponía a dudar. “¿Qué no te tiraste? Mírame a los ojos y niégalo. ¿Cierto que si? Gracias.”
Dentro de la caricatura que muchos veían en Collina hay un maestro del lenguaje corporal.
Control. Esa es la palabra clave. Siempre en control. Árbitro que irradie miedo o inseguridad se lo comen vivo. Juez que no te sepa mantener una mirada ya está sangrando, y los jugadores, huelen sangre. Los Roy Keane, Gerardo Bedoya, John Terry, “Chicho Serna” del mundo se comieron vivos a árbitros que con su lenguaje corporal diluyeron las fronteras de la autoridad.
¿Collina? jamás. Su manera de caminar; controlada. Cada paso asentando su autoridad en este, su feudo, el terreno de juego. Una sonrisa no se niega; no es cuestión de ser tirano. El asunto es proyectar liderazgo en el terreno, seguridad; confianza. Explicando una decisión, con calma, mirando a los ojos, con movimientos lentos de las manos, pedagógicos.
Un lenguaje corporal puede ser asertivo, sin caer en lo burdo y lo agresivo. Lidiar con dos leones como Thomas Repka y Edgar Davids es díficil, pero Pierluigi lo sorteó con brío: con autoridad y energia, controlada.
Lector, su lenguaje corporal es una ventana abierta a su estado de ánimo. Nervios, indecisión, confianza, miedo, ambición.
Contrólelo. Sea maestro de sus movimientos y no esclavo de sus inseguridades. Así cómo Gerardo Bedoya habrá intimidado a miles de árbitres oliendoles el miedo, a usted le puede pasar en su próxima presentación en la oficina.
Sea como Pierluigi Collina. En control. Siempre. Cuide desde su manera de caminar hasta la forma en que se sienta.
Dentro de la caricatura que muchos veían en Collina hay un maestro del lenguaje corporal.
Control. Esa es la palabra clave. Siempre en control. Árbitro que irradie miedo o inseguridad se lo comen vivo. Juez que no te sepa mantener una mirada ya está sangrando, y los jugadores, huelen sangre. Los Roy Keane, Gerardo Bedoya, John Terry, “Chicho Serna” del mundo se comieron vivos a árbitros que con su lenguaje corporal diluyeron las fronteras de la autoridad.
¿Collina? jamás. Su manera de caminar; controlada. Cada paso asentando su autoridad en este, su feudo, el terreno de juego. Una sonrisa no se niega; no es cuestión de ser tirano. El asunto es proyectar liderazgo en el terreno, seguridad; confianza. Explicando una decisión, con calma, mirando a los ojos, con movimientos lentos de las manos, pedagógicos.
Un lenguaje corporal puede ser asertivo, sin caer en lo burdo y lo agresivo. Lidiar con dos leones como Thomas Repka y Edgar Davids es díficil, pero Pierluigi lo sorteó con brío: con autoridad y energia, controlada.
Lector, su lenguaje corporal es una ventana abierta a su estado de ánimo. Nervios, indecisión, confianza, miedo, ambición.
Contrólelo. Sea maestro de sus movimientos y no esclavo de sus inseguridades. Así cómo Gerardo Bedoya habrá intimidado a miles de árbitres oliendoles el miedo, a usted le puede pasar en su próxima presentación en la oficina.
Sea como Pierluigi Collina. En control. Siempre. Cuide desde su manera de caminar hasta la forma en que se sienta.