
En mayo de 1938 un espeso aire se respiraba en Europa; Alemania, bajo el mando de Adolf Hitler, se había anexionado Austria y su política persecutoria hacia judíos y otras minorías era inocultable; España se encontraba en plena guerra civil y la victoria del bando sublevado, apoyado por la Alemania Nazi, parecía inevitable. Las demás potencias europeas decidieron mirar hacia otro lado, hicieron oídos sordos a los tambores que anunciaban la marcha hacia la guerra.
De esas potencias llamó especialmente la indiferencia del Reino Unido que en un intento de congraciarse con Alemania aceptó que una de sus selecciones nacionales, la más representativa, la inglesa, se enfrentara en Berlín con el cuadro teutón el 14 de mayo de 1938.
Los jugadores ingleses fueron visitados, ya estando en Berlín, por el embajador británico sir Neville Henderson, quien enfáticamente recomendó a sus jugadores realizar el saludo nazi cuando sonaran las notas del himno alemán, y para disipar cualquier duda les dijo que él mismo lo hacía cuando se reunía con los altos mando nazis y que era sólo un acto de cortesía que sería muy bien apreciado.
Entonces todos los jugadores aceptaron; al fin de cuentas qué iban a saber más ellos que un diplomático del calibre de Henderson. Todos menos uno; Stan Cullis, quien militaba en el Wolverhampton, increpó al embajador y le dijo “conmigo no cuente” . Entonces, Cullis fue separado del equipo y enviado de regreso a Inglaterra, no pudo jugar, pero se fue con su dignidad intacta.
Los 11 jugadores que fueron elegidos como titulares levantaron el brazo con firmeza mientras sonaba ‘Deutschland, Deutschland über alles in der Welt’ . En las tribunas 100.000 alemanes, en el palco Goebbels y Himmler veían con regocijo el saludo inglés. Los ingleses ganaron en el campo 6-3.
Poco le importaba al gobierno nazi la derrota deportiva, el triunfo, desde un punto de vista propagandístico, había sido aplastante.
Por su parte Stan Cullis, quien se negó a hacer parte de la máxima vergüenza de la Selección Inglesa, es considerado un ídolo del Wolverhampton; tanto así que una estatua suya puede verse en el museo del club, y no es para menos, como jugador fue un defensor con un carácter incomparable y como técnico conquistó la FA Cup en 1949 y llevó a los “lobos” a ganar sus únicos tres títulos de la ‘first division’, por aquel entonces la máxima categoría del fútbol inglés.
Cullis murió en 2001 con la frente en alto; muchos compañeros de selección, lamentablemente, son más conocidos por el saludo en el Olímpico de Berlín que por sus gestas deportivas.
De esas potencias llamó especialmente la indiferencia del Reino Unido que en un intento de congraciarse con Alemania aceptó que una de sus selecciones nacionales, la más representativa, la inglesa, se enfrentara en Berlín con el cuadro teutón el 14 de mayo de 1938.
Los jugadores ingleses fueron visitados, ya estando en Berlín, por el embajador británico sir Neville Henderson, quien enfáticamente recomendó a sus jugadores realizar el saludo nazi cuando sonaran las notas del himno alemán, y para disipar cualquier duda les dijo que él mismo lo hacía cuando se reunía con los altos mando nazis y que era sólo un acto de cortesía que sería muy bien apreciado.
Entonces todos los jugadores aceptaron; al fin de cuentas qué iban a saber más ellos que un diplomático del calibre de Henderson. Todos menos uno; Stan Cullis, quien militaba en el Wolverhampton, increpó al embajador y le dijo “conmigo no cuente” . Entonces, Cullis fue separado del equipo y enviado de regreso a Inglaterra, no pudo jugar, pero se fue con su dignidad intacta.
Los 11 jugadores que fueron elegidos como titulares levantaron el brazo con firmeza mientras sonaba ‘Deutschland, Deutschland über alles in der Welt’ . En las tribunas 100.000 alemanes, en el palco Goebbels y Himmler veían con regocijo el saludo inglés. Los ingleses ganaron en el campo 6-3.
Poco le importaba al gobierno nazi la derrota deportiva, el triunfo, desde un punto de vista propagandístico, había sido aplastante.
Por su parte Stan Cullis, quien se negó a hacer parte de la máxima vergüenza de la Selección Inglesa, es considerado un ídolo del Wolverhampton; tanto así que una estatua suya puede verse en el museo del club, y no es para menos, como jugador fue un defensor con un carácter incomparable y como técnico conquistó la FA Cup en 1949 y llevó a los “lobos” a ganar sus únicos tres títulos de la ‘first division’, por aquel entonces la máxima categoría del fútbol inglés.
Cullis murió en 2001 con la frente en alto; muchos compañeros de selección, lamentablemente, son más conocidos por el saludo en el Olímpico de Berlín que por sus gestas deportivas.