
Según cuentan las historias, nunca falló un penal, su fuerza en ambas piernas era equitativa, un ambiediestro, le decían “el tigre” o el mulato de ojos verdes, por su potente capacidad física y su manera extraordinaria de regatear a sus rivales.
Este era Arthur Friedenreich, quizá, según la tradición oral transmitida por generaciones, el máximo goleador de todos los tiempos, superando incluso a “o Rei” Pelé. De padre alemán y madre brasileña, este hijo de la tierra de la zamba anotó 1329 goles en 1239 partidos, disputados entre 1909 y 1935, año en que se retiro con 43 años jugando con el gran Flamengo de Río.
Salido de la calle, transportando una pelota de trapo como muchos de las estrellas del futuro, el pequeño Arthur sobresalió en un deporte jugado por las clases altas, y en el que los jugadores de color oscuro no tenían cabida, sin embargo fue tan magnífico su modo de driblar y pasar rivales que maravilló a todo Sao Paulo.
Por supuesto llegó a la “canarinha”, donde ganó las primeras copas de Sudamérica, se dice que anotó 10 goles con esta camiseta, brindándole al mundo las primeras muestras del gran juego bonito brasilero.
Europa también se rindió a sus pies cuando con Sao Paulo, anotó 11 goles en una gira amistosa realizada en 1925, donde todos se preguntaban quien era aquel mulato que jugaba al fútbol y lucía su cabello rizado peinado hacia atrás gracias al gel, que pretendía encajar en un deporte creado por ingleses y para blancos.
Unos dirán que los registros no son claros debido al tiempo en que estas proezas se dieron, y es cierto, además que sus estadísticas no quedaron registradas de manera oficial, también lo es, que el fútbol se jugaba de otra manera, por supuesto que es claro, sin embargo, la historia dirá que este “tigre” de ojos verdes se convirtió en la primer leyenda del fútbol.
Este era Arthur Friedenreich, quizá, según la tradición oral transmitida por generaciones, el máximo goleador de todos los tiempos, superando incluso a “o Rei” Pelé. De padre alemán y madre brasileña, este hijo de la tierra de la zamba anotó 1329 goles en 1239 partidos, disputados entre 1909 y 1935, año en que se retiro con 43 años jugando con el gran Flamengo de Río.
Salido de la calle, transportando una pelota de trapo como muchos de las estrellas del futuro, el pequeño Arthur sobresalió en un deporte jugado por las clases altas, y en el que los jugadores de color oscuro no tenían cabida, sin embargo fue tan magnífico su modo de driblar y pasar rivales que maravilló a todo Sao Paulo.
Por supuesto llegó a la “canarinha”, donde ganó las primeras copas de Sudamérica, se dice que anotó 10 goles con esta camiseta, brindándole al mundo las primeras muestras del gran juego bonito brasilero.
Europa también se rindió a sus pies cuando con Sao Paulo, anotó 11 goles en una gira amistosa realizada en 1925, donde todos se preguntaban quien era aquel mulato que jugaba al fútbol y lucía su cabello rizado peinado hacia atrás gracias al gel, que pretendía encajar en un deporte creado por ingleses y para blancos.
Unos dirán que los registros no son claros debido al tiempo en que estas proezas se dieron, y es cierto, además que sus estadísticas no quedaron registradas de manera oficial, también lo es, que el fútbol se jugaba de otra manera, por supuesto que es claro, sin embargo, la historia dirá que este “tigre” de ojos verdes se convirtió en la primer leyenda del fútbol.