
Hacia 1935 en la pequeña provincia de San Nicolás de los Arroyos, en Argentina nació esta leyenda, que de pequeña, solo tenía su estatura, porque su talento y carácter para jugar al fútbol eran de medidas inimaginables.
Con tan solo 17 años debutaría en la primera de River Plate, entrando en partido para reemplazar a un histórico del club de la banda cruzada, como lo era Ángel Labruna, sin embargo en una tarde memorable, aquel “pibe” anotó un gol en pocos minutos, haciendo que aquel estadio monumental del barrio de Núñez estallara en júbilo.
Rápidamente aquel chico se ganaría un lugar en el corazón de los hinchas de su equipo y su país pues lo representaría en el campeonato sudamericano de Lima en 1957, haciendo parte de una gran delantera que quedaría marcada en la historia como los “carasucias”, que ganarían dicho torneo con claridad.
Con semejante exposición de fútbol este “gigante” de 1,65 mts., fue vendido a la Juventus de Italia en una cifra récord para el momento, dinero que lo dejaría grabado para la posteridad del hincha de River, pues con él construirían la tribuna faltante para el estadio que hasta allí era una “herradura” sin terminar, años después bautizarían aquel espacio como la tribuna Sivori.
Ya en la Juventus, rápidamente se haría figura y estandarte del club de Turín, donde consiguió 3 ligas locales y fue “capo canioneri” en una de estas, anotando un total de 28 goles, 6 de ellos en un solo partido frente al Inter de Milán; dichas actuaciones le sirvieron para ser nacionalizado italiano y de esta manera ganar el balón de oro un año después, en 1961.
Todo estaba listo para que Sivori jugase con la “Azurra” en el mundial de Chile (1962), sin embargo la poderosa Alemania y la selección local se atravesarían en su camino dejándoles por fuera de aquella cita mundialista apenas en la primera fase, esta sería una deuda que “el cabezón”, como le llamaban, nunca podría saldar.
Tiempo después saldría de la Juventus, luego de una disputa con el técnico encargado, el histórico Helenio Herrera, Sivori también se caracterizó por una fuerte personalidad, que incluso le llevo a ser expulsado en varias ocasiones. Nápoles sería su nuevo destino, un club de muy bajo nivel en su momento, sin embargo lo llevaría a un subcampeonato algo que nunca olvidarán los hinchas Napolitanos, pues su lucha anual era para no descender. Estos logros hicieron que al ítalo-argentino, se le idolatrara tanto, como lo harían 30 años después con Diego Armando Maradona.
Una lesión en su rodilla lo sacaría prematuramente de las canchas, volvería a su natal Argentina donde muere en el 2005, víctima del cáncer, sin embargo Enrique Omar Sivori quedaría en las mentes de sus seguidores como la leyenda de aquel “Maradona” antes que Maradona.
Con tan solo 17 años debutaría en la primera de River Plate, entrando en partido para reemplazar a un histórico del club de la banda cruzada, como lo era Ángel Labruna, sin embargo en una tarde memorable, aquel “pibe” anotó un gol en pocos minutos, haciendo que aquel estadio monumental del barrio de Núñez estallara en júbilo.
Rápidamente aquel chico se ganaría un lugar en el corazón de los hinchas de su equipo y su país pues lo representaría en el campeonato sudamericano de Lima en 1957, haciendo parte de una gran delantera que quedaría marcada en la historia como los “carasucias”, que ganarían dicho torneo con claridad.
Con semejante exposición de fútbol este “gigante” de 1,65 mts., fue vendido a la Juventus de Italia en una cifra récord para el momento, dinero que lo dejaría grabado para la posteridad del hincha de River, pues con él construirían la tribuna faltante para el estadio que hasta allí era una “herradura” sin terminar, años después bautizarían aquel espacio como la tribuna Sivori.
Ya en la Juventus, rápidamente se haría figura y estandarte del club de Turín, donde consiguió 3 ligas locales y fue “capo canioneri” en una de estas, anotando un total de 28 goles, 6 de ellos en un solo partido frente al Inter de Milán; dichas actuaciones le sirvieron para ser nacionalizado italiano y de esta manera ganar el balón de oro un año después, en 1961.
Todo estaba listo para que Sivori jugase con la “Azurra” en el mundial de Chile (1962), sin embargo la poderosa Alemania y la selección local se atravesarían en su camino dejándoles por fuera de aquella cita mundialista apenas en la primera fase, esta sería una deuda que “el cabezón”, como le llamaban, nunca podría saldar.
Tiempo después saldría de la Juventus, luego de una disputa con el técnico encargado, el histórico Helenio Herrera, Sivori también se caracterizó por una fuerte personalidad, que incluso le llevo a ser expulsado en varias ocasiones. Nápoles sería su nuevo destino, un club de muy bajo nivel en su momento, sin embargo lo llevaría a un subcampeonato algo que nunca olvidarán los hinchas Napolitanos, pues su lucha anual era para no descender. Estos logros hicieron que al ítalo-argentino, se le idolatrara tanto, como lo harían 30 años después con Diego Armando Maradona.
Una lesión en su rodilla lo sacaría prematuramente de las canchas, volvería a su natal Argentina donde muere en el 2005, víctima del cáncer, sin embargo Enrique Omar Sivori quedaría en las mentes de sus seguidores como la leyenda de aquel “Maradona” antes que Maradona.