
Más que una crónica de la última jornada, déjeme, con su permiso, rendirle tributo a cada uno de los paises en estas, las mejores eliminatorias de la historia sudamericana. El torneo más díficil del mundo.
Venezuela, gracias por asumir con dignidad esta contienda. Por no regalar nada. Por obviar la violenta dictadura y luchar con entereza. Su futuro es promisorio y algún día lograrán el sueño mundialista.
Bolivia, gracias por luchar hasta el final. Saqueados desde los escritorios de la Conmebol, los bolivianos es la hora que siguen luchando, siguen creyendo. Asi son.
Ecuador, gracias por elevar el nivel de la contienda suramericana. Ir a Quito fue siempre una pesadilla y ganarles, un preciado botín de guerra. Su fútbol a pesar de este desliz seguirá creciendo.
Paraguay, gracias por ese corazón y esa garra. No les alcanzó, pero hay mucho orgullo en jugar contra una nación como la de ustedes. Rivales dignos.
Chile, flamante doble campeón de América, gracias por su gran juego. Así de competitiva es la eliminatoria sudamericana que el mejor equipo del continente no le alcanzó para ir al mundial. No es un premio de consolación, pero los clasificados defenderemos su honor en Rusia.
Perú, gracias por existir. Por demostrar que los sueños pueden hacerse realidad. El de ustedes está a un cacho de serlo; todo el continente los apoyará contra Nueva Zelanda.
Colombia, gracias por prevalecer, no desfallecer: Radamel la deuda era con él. Sus goles en Rusia vamos a ver.
Argentina, las rivalidades hacían que medio continente los quería ver por fuera… pero en el fondo, gracias por llegar. Messi hizo hoy lo que tenía que hacer.
Uruguay, Eduardo Galeano donde quiera que esté los mira con soberano orgullo. Su garra, amor propio y devoción por esa camiseta no tiene igual en el continente ni en el fútbol global.
Finalmente, Brasil, gracias por resucitar. La cita con el destino es en Rusia, para lavar la herida de una nación cuyo corazón late al mismo ritmo que la pelota de Coutinho a Neymar antes de un gol.
Como colombiano, me siento muy orgulloso de la Selección Colombia. ¿Pero sabe? Corre por mis venas un desaforado sentimiento de orgullo suramericano. Que gran continente de fútbol somos. Quizá desde la cultura futbolera no logremos (en su conjunto) alcanzar a Europa, pero desde el juego, hoy, la relación es horizontal: se les puede ganar.
Es una noche de alegrias y de tristezas también. Pero, hermanos de sudamérica, con respeto, déjeme recordar estas palabras de Ernesto Guevara, proferidas en su juventud, previo al declive ideológico propio de cualquier aventura política: “Aunque lo exiguo de nuestras personalidades nos impide ser voceros de su causa; creemos que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincionalismo exiguo, brindo por toda América unida”.
Que orgullo grande ser colombiano y si, sudamericano también. ¡Rusia, ahí vamos… todos! ¡Que el campeón sea suramericano!
Venezuela, gracias por asumir con dignidad esta contienda. Por no regalar nada. Por obviar la violenta dictadura y luchar con entereza. Su futuro es promisorio y algún día lograrán el sueño mundialista.
Bolivia, gracias por luchar hasta el final. Saqueados desde los escritorios de la Conmebol, los bolivianos es la hora que siguen luchando, siguen creyendo. Asi son.
Ecuador, gracias por elevar el nivel de la contienda suramericana. Ir a Quito fue siempre una pesadilla y ganarles, un preciado botín de guerra. Su fútbol a pesar de este desliz seguirá creciendo.
Paraguay, gracias por ese corazón y esa garra. No les alcanzó, pero hay mucho orgullo en jugar contra una nación como la de ustedes. Rivales dignos.
Chile, flamante doble campeón de América, gracias por su gran juego. Así de competitiva es la eliminatoria sudamericana que el mejor equipo del continente no le alcanzó para ir al mundial. No es un premio de consolación, pero los clasificados defenderemos su honor en Rusia.
Perú, gracias por existir. Por demostrar que los sueños pueden hacerse realidad. El de ustedes está a un cacho de serlo; todo el continente los apoyará contra Nueva Zelanda.
Colombia, gracias por prevalecer, no desfallecer: Radamel la deuda era con él. Sus goles en Rusia vamos a ver.
Argentina, las rivalidades hacían que medio continente los quería ver por fuera… pero en el fondo, gracias por llegar. Messi hizo hoy lo que tenía que hacer.
Uruguay, Eduardo Galeano donde quiera que esté los mira con soberano orgullo. Su garra, amor propio y devoción por esa camiseta no tiene igual en el continente ni en el fútbol global.
Finalmente, Brasil, gracias por resucitar. La cita con el destino es en Rusia, para lavar la herida de una nación cuyo corazón late al mismo ritmo que la pelota de Coutinho a Neymar antes de un gol.
Como colombiano, me siento muy orgulloso de la Selección Colombia. ¿Pero sabe? Corre por mis venas un desaforado sentimiento de orgullo suramericano. Que gran continente de fútbol somos. Quizá desde la cultura futbolera no logremos (en su conjunto) alcanzar a Europa, pero desde el juego, hoy, la relación es horizontal: se les puede ganar.
Es una noche de alegrias y de tristezas también. Pero, hermanos de sudamérica, con respeto, déjeme recordar estas palabras de Ernesto Guevara, proferidas en su juventud, previo al declive ideológico propio de cualquier aventura política: “Aunque lo exiguo de nuestras personalidades nos impide ser voceros de su causa; creemos que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincionalismo exiguo, brindo por toda América unida”.
Que orgullo grande ser colombiano y si, sudamericano también. ¡Rusia, ahí vamos… todos! ¡Que el campeón sea suramericano!