
En una rivalidad futbolística tan marcada como la Argentina y la brasileña, pocos jugadores se pueden recordar como ídolos en la tierra rival. Uno de ellos, fue un potente delantero que con pocos partidos entró por los ojos de los hinchas de Boca Juniors para no salirse jamás de los recuerdos de estos.
“Paulinho”, como le llamaban en su casa, hizo realidad el sueño que cualquiera de hoy en día tendría. Cuando tenía 16 años se desempeñaba como empleado de una oficina de ingeniería, sin pretensiones algunas por el fútbol profesional, aunque si con todo el gusto por practicarlo en sus tiempos libres.
Fue entonces Valdir, su hermano, jugador de profesión, quien los invitó e influenció para que Valentim también lo fuera. Lo intentó y de inmediato los dirigentes del Mineiro vieron en él una calidad sin igual.
El éxito lo acompañó desde el principio: las redes rivales fueron sus mayores amantes, unas muzas con las que se encontraba cada fin de semana sin fallar cita. Botafogo también fue su casa, allí cruzó partidos con un tal Mané Garrincha que estaba en su mejor momento y un Jairzinho que asomaba como promesa. Paulo Valentim, se hizo rápidamente goleador, siendo recordado por anotarle cinco goles en un mismo partido a Fluminense, sirviendo estos para la consagración de su equipo.
Valentim ya era un jugador de primera clase, y la selección sería su próxima vitrina. Fue en un sudamericano jugado en Argentina cuando en una verdadera batalla, Brasil recién campeón del mundo, comandado por Didí, Pelé, Zagallo, Garrincha, Djalma Santos, no podía penetrar la portería Uruguaya, que ganaba uno a cero, el técnico decide ingresar al campo a Valentim, quien con tres goles respondió de gran manera a la confianza.
En Argentina se hablaba de la necesidad de cambiar el fútbol, y que mejor que traer un poco de ese espectáculo brasilero, por ello, la dirigencia de Boca Juniors se decide por Valentim como flamante contratación, una de las más costosas en su momento.
El comienzo fue dubitativo, sin embargo, Valentim comenzó a hacer goles sin parar, la alegría para los hinchas Xeneizes, fue mayor cuando con dos goles suyos ganaron el clásico ante el River de Amadeo Carrizo, que en su momento resultaba ser un portero imbatible.
El futuro diría que “Paulinho” sería uno de los mayores goleadores en los clásicos, marcándole a River un total de trece goles, diez de ellos en partidos oficiales. En total fueron 71 goles marcados para los del barrio de la Boca, quienes se acostumbraron cada domingo a cantar el famoso coro desde la tribuna, “Tim Tim, gol de Valentim”.
“Paulinho”, como le llamaban en su casa, hizo realidad el sueño que cualquiera de hoy en día tendría. Cuando tenía 16 años se desempeñaba como empleado de una oficina de ingeniería, sin pretensiones algunas por el fútbol profesional, aunque si con todo el gusto por practicarlo en sus tiempos libres.
Fue entonces Valdir, su hermano, jugador de profesión, quien los invitó e influenció para que Valentim también lo fuera. Lo intentó y de inmediato los dirigentes del Mineiro vieron en él una calidad sin igual.
El éxito lo acompañó desde el principio: las redes rivales fueron sus mayores amantes, unas muzas con las que se encontraba cada fin de semana sin fallar cita. Botafogo también fue su casa, allí cruzó partidos con un tal Mané Garrincha que estaba en su mejor momento y un Jairzinho que asomaba como promesa. Paulo Valentim, se hizo rápidamente goleador, siendo recordado por anotarle cinco goles en un mismo partido a Fluminense, sirviendo estos para la consagración de su equipo.
Valentim ya era un jugador de primera clase, y la selección sería su próxima vitrina. Fue en un sudamericano jugado en Argentina cuando en una verdadera batalla, Brasil recién campeón del mundo, comandado por Didí, Pelé, Zagallo, Garrincha, Djalma Santos, no podía penetrar la portería Uruguaya, que ganaba uno a cero, el técnico decide ingresar al campo a Valentim, quien con tres goles respondió de gran manera a la confianza.
En Argentina se hablaba de la necesidad de cambiar el fútbol, y que mejor que traer un poco de ese espectáculo brasilero, por ello, la dirigencia de Boca Juniors se decide por Valentim como flamante contratación, una de las más costosas en su momento.
El comienzo fue dubitativo, sin embargo, Valentim comenzó a hacer goles sin parar, la alegría para los hinchas Xeneizes, fue mayor cuando con dos goles suyos ganaron el clásico ante el River de Amadeo Carrizo, que en su momento resultaba ser un portero imbatible.
El futuro diría que “Paulinho” sería uno de los mayores goleadores en los clásicos, marcándole a River un total de trece goles, diez de ellos en partidos oficiales. En total fueron 71 goles marcados para los del barrio de la Boca, quienes se acostumbraron cada domingo a cantar el famoso coro desde la tribuna, “Tim Tim, gol de Valentim”.