La selección italiana dormía en 1990.
A “Toto” Schilacci lo había despertado un murmuro que venía del baño: un sonsonete, como alguien repitiendo algo. Curioso, fue a ver que era. De la nada salió Roberto Baggio. “¿Te desperté? Sucede que soy budista y estaba meditando.” Sin pena. Ambos se rieron. Baggio cuenta como eso le habrá ocurrido mucho en su carrera: pasaba mucho tiempo en los baños, buscando aislarse para meditar. |
El preludio de su iniciación al budismo sucedió cuando tenía 18 años. El 5 de mayo de 1985, jugando para el Vicenza, se rompió los ligamentos y menisco en su rodilla derecha. Fue muy grave. Varios médicos no le daban mucha esperanza. De esas cosas que marcan una vida y sólo se puede gritar a los cielos “¡¿Por qué a mi?!”
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La Fiorentina ya lo había comprado. Lo apoyaron en todo. Roberto volvió por lo alto, pero se volvió a lesionar de gravedad: la rodilla, de nuevo, el 26 de septiembre de 1986. Mucha desesperación. Incertidumbre, rabia, impotencia. Volvió a levantarse, pero sentía que caminaba sobre una fina capa de hielo que en cualquier momento podía fisurarse, romperse y ahogarlo de nuevo.
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A finales de 1987, su amigo Maurizio Boldrini lo veía sufrir: lo vio perdido. Boldrini, budista practicante, decidió explicarle algunos conceptos de esa práctica que en su criterio podían ayudarlo. Algo escéptico, Baggio al principio se mostró reticente. Pero algo le llamó la atención y le dijo que a partir del 1 de enero de 1988 lo intentaría durante seis meses para ver cómo se sentía.
Así fue. Han pasado 30 años y Roberto Baggio no hay día en que no se levante a meditar mínimo media hora. A reflexionar sobre las enseñanzas del budismo que han marcado su carrera como futbolista y su vida como persona. |
No fue fácil. Italia es “el” país católico por excelencia.
Andreaina Fabbi, su esposa (católica) creía que se lo estaban llevando a un culto. Su mamá en un principio estaba muy decepcionada. Pero con el tiempo vieron como el budismo estaba alimentado la espiritualidad de Baggio: dándole paz, tranquilidad, perspectiva. En la familia Baggio, catolicismo y budismo cohabitan en paz. |
No soy teólogo, pero este escrito quedaría incompleto sin ligar el budismo como práctica y su impacto en la vida futbolera de Baggio.
El budismo, originario de la India, se construye en torno a la figura de Siddartha Gautama (el futuro Buda) nacido hace alrededor de 2500 años en la región de lo que ahora es Nepal. Al príncipe Siddartha, la profecía le auguraba dos destinos: ser un gran conquistador militar o ser un gran maestro espiritual.
Su padre le auguró la gloria militar. Para este fin, preparó para su hijo una formación acorde, totalmente aislado del mundo, de las religiones, del sufrimiento humano, encerrado en un gran palacio fastuoso. |
Al cumplir 29 años, la curiosidad pudo más. Siddartha salió del palacio para conocer el mundo. En su paseo se topó con un anciano viviendo sus últimos dias, un enfermo y un cadáver. En particular, lo impactó el ascetismo (el renunciar a los placeres materiales) que practicaban algunos. Fue une revelación. De vuelta al palacio, algo había cambiado. Los lujos y la abundancia ya no lo llenaban. Ya no podría seguir viviendo esa vida de príncipe. Esa noche, decidió renunciar a todo: a la riqueza y a su linaje. Su nuevo objetivo sería alcanzar el estado de iluminación espiritual.
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Tras unos años de búsqueda interior, Siddartha vió en la meditación el camino para alcanzar la iluminación. La historia cuenta que se sentó debajo de un árbol de higos. Empezó a meditar. No paró. Meditó durante días, semanas, ponderando el sentido de la vida, la muerte, lo material, las tentaciones humanas, el sacrificio hasta que logró la iluminación y se volvió el Buda, que significa “alguien que ha despertado”.
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El Budismo es una religión sin un dios. El Buda, como personaje fundador, no es un dios omnipresente y omnipoderoso que incide en el mundo o nuestras vidas a quién pedirle milagros. Es más un guía, la historia de aquel que alcanzó la iluminación.
El concepto de “fe” aplicado al budismo difiere radicalmente de las religiones occidentales. En la ausencia de un dios creador y todopoderoso, la fe para el budista es aplicar las enseñanzas del Buda todos los días, actualizarlas, vivirlas. La fe se asocia con la creencia en si mismo, a todo momento, en esa exploración que debe hacerse con coraje y sacrificio. |
¿Todavía lo tengo leyendo? Bien, porque aquí es donde el rompecabezas se arma y ponemos a dialogar el fútbol con la creencia budista de Baggio.
La espiritualidad de Baggio le inculcó tres valores que definieron su carrera: pasión, coraje y sacrificio en una lectura de la vida donde la fe en si mismo lo es todo. Los milagros los hace uno. Hay tantos ejemplos que podría darle pero de los más significativos ocurrió en la antesala al Mundial de 2002.
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Roberto Baggio, con 35 años, renacía (una vez más) con el modesto Brescia. Contra todas las expectativas, estaba volando. Media Italia pedía su llamado a la Selección para el mundial japonés. El 31 de enero de 2002… una enésima lesión en la rodilla. El sueño mundialista se esfumaba. Pero podía más la pasión de Roberto. Logró una milagrosa recuperación en 76 dias a punta de mucho sacrificio y creencia en si mismo. Un milagro.
Cuando volvió, hizo un golazo. Era su mensaje para Trapattoni: llévame al mundial que lo he dejado todo por seguir mi sueño de jugarlo. No salió en la en la lista de convocados… |
Le escribió a Trapattoni la siguiente carta: " Hace dos años, decidí quedarme en Italia escogiendo al Brescia y a su técnico Mazzone para intentar hacerme con un lugar en el equipo que va al Mundial. Mi experiencia con este equipo ha sido muy valiosa en el plano personal y también con miras a convencer al país de que todavía puedo jugar con la Nazionale. He hecho todo esto porque la camiseta de la selección es la única que siento hecha a mi medida, y a esa camiseta quiero ofrecerle todo mi esfuerzo una última vez durante el Mundial.
Durante los últimos 90 días he trabajado con gran intensidad y constante determinación, cada instante de cada día, en gimnasios, en el campo, en la piscina, renunciando a estar cerca de mis seres queridos. Si en últimas no soy convocado, aceptaré el amargo trago de saber que no iré, pero no tendré ningún remordimiento pues lo habré intentado todo." No lo llevaron igual. Pero cuanta pasión, sacrificio, coraje y confianza en si mismo. |
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Epílogo:
Roberto Baggio es un embajador del budismo. Su conversión a esta práctica salvó su carrera en 1988. Las enseñanzas que encontró le dieron un nuevo significado a las lesiones, al dolor, a la rabia, a la frustración. En el mundo hay muchas religiones. Cada una propone visiones de la vida y respuestas diferentes. De todas se puede aprender algo. En 2013, al recibir un premio en el festival de San Remo, escribió una sentida carta dirigida a la juventud. Rescatamos los siguientes tres párrafos: “Me gustaría invitar a los jóvenes a reflexionar sobre estas palabras. Pasión No hay vida sin pasión y pueden buscarla sólo dentro de ustedes. No hagan caso a los que quieren influenciarlos. La pasión también se puede transmitir. Miren adentro y allí la encontrarán. Coraje Es fundamental ser valiente y aprender a vivir creyendo en nosotros mismos. Tener problemas o equivocarse es simplemente una cosa natural, es necesario no dejarse vencer. Lo más importante ... Sacrificio De joven he sufrido una lesión en la rodilla que me ha creado problemas y dolor a lo largo de toda la carrera. He conseguido convivir con esos dolores gracias al sacrificio que, os aseguro, no es una mala palabra. El sacrificio es la esencia de la vida, la puerta para entender su significado. La juventud es el momento de la construcción, para esto ustedes deben entrenar bien ahora. De esto depende vuestro futuro. Por eso los años que estáis viviendo son tan importantes. No creáis a lo que llega sin sacrificio. No confiéis, es una ilusión. El esfuerzo y el trabajo duro construyen un puente entre los sueños y la realidad." |
Fuentes:
Reportaje escrito con los siguientes insumos y entrevistas:
- DVD, "Io che saró Roberto Baggio", 2014
- Documental SFIDE, Roberto Baggio, 2011
El budismo ha evolucionado en múltiples escuelas y tradiciones en su difusión por toda asia. Para los más curiosos, Roberto Baggio se convirtió a una corriente japonesa llamada "Nichiren".
Reportaje escrito con los siguientes insumos y entrevistas:
- DVD, "Io che saró Roberto Baggio", 2014
- Documental SFIDE, Roberto Baggio, 2011
El budismo ha evolucionado en múltiples escuelas y tradiciones en su difusión por toda asia. Para los más curiosos, Roberto Baggio se convirtió a una corriente japonesa llamada "Nichiren".