
Cinco palabras. Una frase. Millones de “memes”. Una crucifixión pública que aún perdura. Nunca entendí el porqué. Para mi, es la prueba de que Colombia ha tenido y sigue adoleciendo de graves falencias en la comprensión de lectura.
Perder es ganar un poco, porque la derrota nos obliga a mirarnos al espejo, identificar nuestras debilidades: reconocerlas y corregirlas.
Perder es ganar un poco, porque el fracaso te obliga a madurar, a reaccionar, a sobrevivir. La derrota te pone contra las cuerdas, te golpea, te hace daño pero te desafía a levantarte.
En si, la frase de Maturana no tiene nada de original. En todos los idiomas existen postulados idénticos (“Losing to Win” – “Perdre pour Gagner”) elevados al rango de dichos y citas pedagógicas.
Pero no, en Colombia, “Perder es ganar un poco” terminó siendo un oprobio, una ofensa, un insulto: una excusa barata para caerle con todo al mejor Director Técnico que ha tenido este país.
Insultar a Maturana se volvió sabiduría colectiva de un país desagradecido y amnésico.
Perder es Ganar un Poco. Claro que sí.
Perder es ganar un poco, porque la derrota nos obliga a mirarnos al espejo, identificar nuestras debilidades: reconocerlas y corregirlas.
Perder es ganar un poco, porque el fracaso te obliga a madurar, a reaccionar, a sobrevivir. La derrota te pone contra las cuerdas, te golpea, te hace daño pero te desafía a levantarte.
En si, la frase de Maturana no tiene nada de original. En todos los idiomas existen postulados idénticos (“Losing to Win” – “Perdre pour Gagner”) elevados al rango de dichos y citas pedagógicas.
Pero no, en Colombia, “Perder es ganar un poco” terminó siendo un oprobio, una ofensa, un insulto: una excusa barata para caerle con todo al mejor Director Técnico que ha tenido este país.
Insultar a Maturana se volvió sabiduría colectiva de un país desagradecido y amnésico.
Perder es Ganar un Poco. Claro que sí.