
Los Españoles ya se veían en en Suiza 54.
Faltaba una eliminatoria que se anunciaba anecdótica contra una Turquía que no generaba mayor susto. Una holgada victoria 4-1 en el Santiago Bernabeu en el partido de ida parecía corroborar el diagnóstico inicial. Sin embargo, en una época en donde la diferencia de goles no existía para dirimir un empate en el resultado global, Turquía daba la sorpresa ganando 1-0 en el partido de vuelta.
Un tercer partido final de desempate se jugaría en Roma. España previo al partido recibió un duro golpe: la FIFA, les impidió alinear a Kubala. Su máxima estrella, un jugador Húngaro exquisito que recientemente había adquirido la nacionalidad española se perdería el partido: el estatus politico del jugador no era claro y su participación fue denunciada por algunos sectores.
En un encuentro luchado hasta el último minuto, españoles y turcos empataron 2-2. Los estatutos de la FIFA, como sucede aún hoy en día en algunos casos, preveían que un sorteo determinaria cual de los dos equipos iría al Mundial. Una urna de cobre con dos papeles blancos, dos tiquetes directos a la máxima competición futbolística, solo uno tendría valor.
En aras de blindarse de toda suspicacia, la FIFA determina que la persona que sacaría el papelito vencedor sería un niño italiano de 10 años, Franco Gemma, hijo de algún empleado del estadio. Con sus ojos vendados, Franco... sacó el papelito de los turcos.
Faltaba una eliminatoria que se anunciaba anecdótica contra una Turquía que no generaba mayor susto. Una holgada victoria 4-1 en el Santiago Bernabeu en el partido de ida parecía corroborar el diagnóstico inicial. Sin embargo, en una época en donde la diferencia de goles no existía para dirimir un empate en el resultado global, Turquía daba la sorpresa ganando 1-0 en el partido de vuelta.
Un tercer partido final de desempate se jugaría en Roma. España previo al partido recibió un duro golpe: la FIFA, les impidió alinear a Kubala. Su máxima estrella, un jugador Húngaro exquisito que recientemente había adquirido la nacionalidad española se perdería el partido: el estatus politico del jugador no era claro y su participación fue denunciada por algunos sectores.
En un encuentro luchado hasta el último minuto, españoles y turcos empataron 2-2. Los estatutos de la FIFA, como sucede aún hoy en día en algunos casos, preveían que un sorteo determinaria cual de los dos equipos iría al Mundial. Una urna de cobre con dos papeles blancos, dos tiquetes directos a la máxima competición futbolística, solo uno tendría valor.
En aras de blindarse de toda suspicacia, la FIFA determina que la persona que sacaría el papelito vencedor sería un niño italiano de 10 años, Franco Gemma, hijo de algún empleado del estadio. Con sus ojos vendados, Franco... sacó el papelito de los turcos.