
Nací en Bogotá. Soy un bogotano más bien desapegado. Cuando se meten con mi ciudad no me lo tomo a pecho ni me pongo a la defensiva. Me da pereza seguir en eso del regionalismo. Pero siempre, me he preguntado lo mismo: ¿Por qué el jugador bogotano no se le ve en la Selección?
De muy niño ya me hacía la pregunta cuando en el colegio nos ponían a armar el croquis del mapa colombiano. El Pibe en la costa, Higuita en Antioquia, Rincón en Buenaventura… y cuando le llegaba el turno a Bogotá, con frustración, sólo podía colocar a Eduardo Niño, un jugador que detestaba o peor aún, a Oscar Cortés, de Millos. Era un niño que vibraba el fútbol por fuera de mi ciudad.
Adolescente, la sequía bogotana sólo se agudizó. Ricardo “El Gato" Pérez siempre me cayó bien y le hacía fuerza para que lo llamaran… pero siendo sinceros, jamás hubiera tenido su lugar. Mi hermano de Millonarios se molestaba porque no llamaban a la Tricolor a Alex “La Amenaza” Daza, pero de nuevo, era más bien pucheros de “rolo”. Fredy León llegó a darnos algo de orgullo, pero fue efímero; la brecha entre él y un “Tren Valencia” era tan grande que terminábamos pidiendo que banquearan al “Muelas”.
En tiempos recientes todo sigue igual. Por ahí el discurso venenoso contra Pekerman por no llamar a Pedrito Franco (…) o ese delirio de querer ver en Robayo un jugador de Selección. ¿Abel Aguilar? Pues si, pero tiene mucho de azucarero. Estará siempre Fabián Vargas, un jugador que mal que bien siempre estuvo orgulloso de su ciudad.
Llegamos al final del escrito y no le he respondido a la pregunta del encabezado.
¿Por qué Bogotá no produce jugadores de Selección? ¿Por qué, si la Capital tiene grandes terrenos y una infraestructura futbolera adecuada?
Me atrevo con una hipótesis: La miseria y la pobreza son los mejores ingredientes para forjar futbolistas.
Bogotá tiene mucha pobreza y miseria… pero mal que bien es una ciudad con opciones de vida y facilidades propias de una capital. Cosa muy diferente del jugador chocoano (por dar un ejemplo); para él, el fútbol es un asunto de vida o muerte. Un medio para sobrevivir.
¿Para el Bogotano? Una opción. Y así no basta.
De muy niño ya me hacía la pregunta cuando en el colegio nos ponían a armar el croquis del mapa colombiano. El Pibe en la costa, Higuita en Antioquia, Rincón en Buenaventura… y cuando le llegaba el turno a Bogotá, con frustración, sólo podía colocar a Eduardo Niño, un jugador que detestaba o peor aún, a Oscar Cortés, de Millos. Era un niño que vibraba el fútbol por fuera de mi ciudad.
Adolescente, la sequía bogotana sólo se agudizó. Ricardo “El Gato" Pérez siempre me cayó bien y le hacía fuerza para que lo llamaran… pero siendo sinceros, jamás hubiera tenido su lugar. Mi hermano de Millonarios se molestaba porque no llamaban a la Tricolor a Alex “La Amenaza” Daza, pero de nuevo, era más bien pucheros de “rolo”. Fredy León llegó a darnos algo de orgullo, pero fue efímero; la brecha entre él y un “Tren Valencia” era tan grande que terminábamos pidiendo que banquearan al “Muelas”.
En tiempos recientes todo sigue igual. Por ahí el discurso venenoso contra Pekerman por no llamar a Pedrito Franco (…) o ese delirio de querer ver en Robayo un jugador de Selección. ¿Abel Aguilar? Pues si, pero tiene mucho de azucarero. Estará siempre Fabián Vargas, un jugador que mal que bien siempre estuvo orgulloso de su ciudad.
Llegamos al final del escrito y no le he respondido a la pregunta del encabezado.
¿Por qué Bogotá no produce jugadores de Selección? ¿Por qué, si la Capital tiene grandes terrenos y una infraestructura futbolera adecuada?
Me atrevo con una hipótesis: La miseria y la pobreza son los mejores ingredientes para forjar futbolistas.
Bogotá tiene mucha pobreza y miseria… pero mal que bien es una ciudad con opciones de vida y facilidades propias de una capital. Cosa muy diferente del jugador chocoano (por dar un ejemplo); para él, el fútbol es un asunto de vida o muerte. Un medio para sobrevivir.
¿Para el Bogotano? Una opción. Y así no basta.